El 06 de agosto de 2012 llegamos antes del mediodía a Otavalo, habiendo podido arreglar la cubierta de la Combi en una gomería pocos Km antes de esa ciudad. Nos alojamos en un hotel pues necesitábamos un poco de “orden interno” (subir fotos a internet, lavar ropa, comunicaciones telefónicas con nuestra familia, descanso de tantos días de viaje ajetreado, etc.). Como ya dije, Zulma visitó la feria de esa ciudad, famosa y nombrada en algunas guías turísticas como una de las más importantes de América Latina, aunque volvió un poco decepcionada. Muchas falsificaciones, trabajos producidos en serie e industrialmente, abusos de los vendedores respecto de la calidad o procedencia de sus productos y, en general, una desnaturalización del sentido e importancia que debe tener una feria artesanal. Mucho de comercio y poco de creatividad y calidad artesana es lo que allí pudo hallar. Los buenos trabajos artesanales quizás haya que buscarlos en los propios lugares donde trabajan y viven los artistas o en comercios serios y especializados,… aunque allí el precio sea otro.
El 07 de agosto salimos en búsqueda de la frontera con Colombia por Tulcán – Ipiales. Dejábamos, tras unos pocos días y con un poco de nostalgia al hermoso Ecuador, del cual notamos importantes avances en su infraestructura vial y urbana y en la calidad de vida de su gente. No pasamos por la costa marítima en aras de respetar los tiempos de nuestro viaje y con la idea de poder volver alguna vez, quizás en un viaje más corto. En todo momento sentimos el afecto de los ecuatorianos, mediante múltiples gestos de amistad, bocinazos de saludo en la ruta, agradables charlas, y una creciente sensación de hermandad y pertenencia a un origen único y destino común.
El cruce del único paso fronterizo entre ambos países estaba un poco más movido que de costumbre. Colombia estaba de fiesta por la celebración de un nuevo aniversario de la batalla de Boyacá. Fuimos atendidos con cortesía en todos los trámites, aunque recibimos la noticia de que habíamos perdido la chapa identificadora delantera de la Combi. Posiblemente el traqueteo en la visita al parque Cotopaxi o quizás algún “coleccionista” de rarezas. Deberíamos tener un cuidado especial en reforzar los soportes de las patentes para evitar “accidentes”.
Llegamos ese mismo martes a la ciudad de Pasto en el estado de Nariño, ya de noche, en medio de una gran congestión de tránsito vehicular y nos estacionamos en un parqueadero frente a la terminal de ómnibus. Por sólo $10 argentinos teníamos la tranquilidad de dormir en un lugar cercado y tranquilo.
En la siguiente carpeta les mostramos algunas fotos de Otavalo y del ingreso a Colombia: 16° Otavalo (Ecuador). Ingreso a Colombia. Plaza de Pasto (Colombia).
Dentro de unos días nos volvemos a poner en contacto. ¡Hasta entonces!
me encantaron los arreglos del alumbrado publico! todo un arte! ojala se pudiera implementar aca sin riesgo a los cascotazos jaja
Ya está arreglada, viejo gruñón. Así no vas a conseguir novia, ja, ja.
Carlos
arregla la 39/46 del album 16… sino no entro mas a ver la pg….
abrazo