El presente es un relato escrito en el año 2010, en oportunidad de uno de los primeros viajes que hicimos en la Combi con destino a Perú y Bolivia. Lo preparamos para nuestros hijos, pero ahora nos pareció conveniente publicarlo pues puede ser de interés para otros viajeros. Es muy largo pero decidimos hacerlo en un solo post. Las fotos las podrán ver en la página que aparece arriba del blog (“Nuestras Fotos”). Cliqueando en el enlace que está allí ingresarán al álbum de Picasa. Deben buscar: “Perú – Bolivia julio de 2010”.
Día 1 (viernes 25 de junio de 2010)
San Pedro – Sunchales
Salimos de San Pedro a las 14:20 horas, luego de dejar a Ivito con su abuela Tati. Bruno es el ¿responsable? de pasar a buscarlo a las 21 y 30 horas.
Recorrimos 408 Km hasta Sunchales (Sta. Fe) por la RN 34, la cual se encuentra en impecables condiciones. Paramos en una Full YPF y nos pensamos quedar a comer en una parrilla que está pegada a la misma. Dormiremos en la parte de atrás donde hay una playa aparentemente tranquila (mañana les cuento sobre la comida y lo tranquilo del lugar). Tenemos servicio de Wi Fi, por lo tanto estamos disfrutando de nuestro reciente ingreso a la era tecnológica. Nos conectamos por Skype con Camila, navegamos viendo los mail y noticias, Zulma está terminando de leer el manual de la Canon. Demasiado por ser el primer día.
Ah!!… Vinimos cortando clavos con el partido España – Chile, haciendo fuerza por nuestros hermanos y por el Capo Bielsa. Pasaron raspando a Octavos de final donde se enfrentarán con Brasil. Primera vez que los 5 equipos sudamericanos pasan todos a octavos. ¡Aguante Latinoamérica Unida!
Día 2 (sábado 26 de junio de 2010)
Sunchales – San Salvador de Jujuy
La parrilla de anoche por demás de aceptable, y el estacionamiento de atrás súper tranquilo; dormimos perfecto. A las 8:30, después de unos amarguitos, ya estábamos en la ruta. Seguimos atravesando de SE a NO la Provincia de Santa Fe. En las FM se escuchaba puro chamamé. Creíamos que eso era patrimonio casi exclusivo de los correntinos, pero después me acordé de “Monchito” Merlo y otros tantos.
A medida que avanzábamos por distintos pueblos, comenzamos a advertir que el mundial y la exitosa participación de nuestro equipo, estaban presentes en todas partes uniendo a los argentinos. También nos llamó la atención la formidable desforestación que se advierte en lugares del norte de San Fe y sur de Santiago del Estero, los que son suplantados por cultivos extensivos. ¿Eso se estará haciendo mediante un uso racional de la tierra?
Otro apunte: nos llamó la atención que el ramal ferroviario que corre paralelo a la RN 34 (no recuerdo el nombre), tiene muchos puentes hechos a nuevo y gran parte con colocación de piedra nueva sobre los durmientes. También nos cruzamos con varios trenes cargueros. No entendemos mucho del tema, pero creíamos que respecto de ese tema mucho no se estaba haciendo en nuestro país.
En Fernández, Prov. de Santiago del Estero, cargamos combustible. Un poco más adelante, pasando el bañado Añatuya (Santiago del Estero), almorzamos pastel de papas y ensalada. Después de 910 Km recorridos en el día, llegamos a San Salvador de Jujuy a las 19 hs. De nuevo en una Full YPF sobre la Ruta 9, sin entrar el centro de la ciudad. Comimos allí cerca un locro sabrosísimo y unas empanadas de primera. Estamos terminando la noche: yo escribiendo esta crónica y Zulma leyendo Historias Argentinas de Pacho O´Donell.
Ah!! … les cuento que en un pequeño almacén de aquí enfrente, acabo de comprar mi primera ración de hojas de coca. Espero me ayude con la apunada que me voy a pegar mañana, cuando lleguemos a Purmamarca y comencemos a subir la Cuesta del Lipán, para llegar a Susques antes de las 15:30 horas, para ver el partido contra México.
Ultimo momento!: tuvimos que cambiar de estación de servicio. En la que estábamos, comenzaron a aparecer colectivos y más colectivos a cargar gasoil. Todo se transformó en un caos y si seguía así, no dormiríamos bien. Nos cruzamos a una Refinor (son bastante populares aquí en el NOA y producen un biodiesel en destilerías de la zona). Allí sí. Absolutamente tranquila la noche.
Día 3 (domingo 27 de junio de 2010)
San Salvador de Jujuy – Susques
Salimos a las 8:30 horas despacito y tranquilos hasta Susques. Queda cerca, solo un poco más de 200 Km. Al principio había un poco de llovizna y bruma, pero pasando Volcán, se comenzó a disipar. La entrada a la Quebrada de Humahuaca lucía fascinante. La RN 9 que llega hasta los confines de nuestra Argentina hacia el NO en La Quiaca, está impecable. Pronto tomamos el desvío hasta Purmamarca por la RN 52 y enseguida tuvimos frente a nuestra vista al famoso cerro de los infinitos colores. El pueblo estaba hermoso como siempre, muy cuidado y súper concurrido a pesar de la hora temprana para un domingo. Pero bueno, eso ocurre con algunos de los mejores lugares que uno visita. Siempre con mucha gente y perdiendo así algo de su encanto.
Enseguida continuamos viaje hacia nuestro destino de ese día. Pronto tuvimos que comenzar a subir la Cuesta de Lipán. De los 1400 msnm pasamos en unos pocos Km a los 4200 msnm. Curva y contra curva en un ascenso impresionante. La RN 52 fue pavimentada hace unos pocos años y llega hasta el Paso de Jama, que tiene la característica de que la nieve la corta muy pocas veces al año, lo cual la transforma en una vía importante de comunicación con Chile y los principales puertos del Pacífico. La vista de la Cuesta desde su parte más elevada es imponente y hermosa. Para colmo, al principio de la subida había niebla o nubes. Esas mismas nubes vistas desde arriba daban la sensación de un colchón de algodón, desde el cual sobresalían los cerros de más de 4800 metros de altura. ¡Impagable!
Seguimos la ruta y pronto tuvimos frente a nuestra vista, a las Salinas Grandes. Un mar blanco inmenso es cruzado por el camino, lo cual permite parar en medio de esa inmensidad, y observar el trabajo duro de los recolectores de sal y artesanos que elaboran tallas en ese material.
Unos pocos Km más, y siempre subiendo, llegamos a Susques, pequeñísimo poblado a orillas de un afluente del Río de las Burras, que en partes se observaba congelado. Hay servicios básicos, como combustible, cajero automático, alojamiento, comidas, etc. Se trata de un lugar en el cual el tiempo se detuvo, con la característica construcción baja con paredes en adobe y piedra y techo con paja y barro, aislantes del calor y FRIO. Por hoy decidimos gastar unos pesitos en una habitación y un baño, así que nos alojamos en un modesto -pero limpio y bien atendido- restaurante y hostería llamado la Vicuñita, que está ubicado en la calle principal frente al Banco.
Almorzamos una cazuela de cordero y pollo asado, disfrutamos la eliminación de Inglaterra 4 a 1 en manos de Alemania y nos fuimos descansar un ratito. Enseguida volvimos a la sala del comedor, donde frente a un pequeño televisor y en compañía de las chicas que trabajan en la hostería, gritamos el 3 a 1 frente a México. Ojo, a no atarse los rulos, que jugando así no creo que le ganemos a Alemania.
Esta noche cenaremos temprano (ya encargamos empanadas de carne de llama y milanesa con ensalada), y luego nos iremos a dormir. Mañana tenemos un trecho largo por delante.
La coqueada en algo me ayuda, pero igual se siente la altura. Te tenés que mover despacito…
Día 4 (lunes 28 de junio de 2010)
Susques – Tocopillla (Chile)
Nos falló la encargada del desayuno. Eran las 08:00 pasadas y nadie apareció por la Hostería. No quisimos esperar más y nos fuimos después de tomar unos tecitos (livianito por el soroche). Los 120 Km hasta Jama siguen siendo tan hermosos como el camino de ayer. Llegamos al Paso, y nos encontramos con una muy buena Estación de Servicio del ACA, con una hostería muy bien puesta incluida (más barata que Susques). En la Aduana todo bien, pero al caérseles el sistema a los de la Aduana, nos demoramos un poco más de lo habitual. Seguimos hasta San Pedro de Atacama, lugar magnífico con muchísimas posibilidades y atractivos, pero que esta vez pasamos de largo pues ya lo habíamos visitado en dos oportunidades anteriores y queríamos ver el partido de Chile con Brasil en Calama. De hecho, después de otros 90 Km llegamos a esa ciudad y vimos el primer tiempo en una Esso. Suficiente con el dos a cero del primer tiempo, y seguimos hasta Tocopilla distante a 150 Km de Calama. Ciudad minera, y gran generadora de electricidad que es consumida, casi en su totalidad, por la mina de cobre de Chuquimata, que es una de las más grandes del mundo. Llegamos al atardecer. Recorrimos el pueblo que en noviembre de 2007 fue víctima de un fuerte terremoto, y ya de noche nos fuimos a una de las cantinas que están bajo el Viejo Mercado. Comimos albacora con arroz y locos con papas mayo, tomate y lechuga. Todo muy rico, pero quizás algo más caro que en la Argentina.
Los canales chilenos están dando la bienvenida a la selección, a pesar del 3 a 0 frente a Brasil. Hablan del buen desempeño de los jugadores y también tratan con mucho afecto y respeto a Marcelo Bielsa. Pero en la calle es indudable que hay algo de tristeza en la gente.
Nos estamos preparando para dormir en la Shell del centro urbano. Mañana seguiremos hasta Iquique.
Día 5 (martes 29 de junio de 2010)
Tocopilla – Iquique
Es un tramo de 235 Km. Salimos temprano, como siempre, y comenzamos a transitar un camino costero, con el Océano Pacífico a nuestra izquierda y la Cordillera de la Costa a la derecha. Simplemente lo podemos calificar como 5 estrellas. El camino en excelente estado, continuamente subiendo y bajando, con muchas curvas entre medio de un roquerío azotado por un mar, que por momentos se lo nota furioso, y en otros, como en las caletas, se mueve con placidez.
Justamente, es en esos lugares protegidos, donde grupos de viviendas pobladas por pescadores o recolectores de algas, se transforman en lugares maravillosos para estar tranquilo, disfrutando de la pesca reciente en algún pequeño restaurante alejado de las grandes ciudades, caminando por la costa sacando fotos, o simplemente descansando con un libro.
Nos desviamos los pocos Km que nos separan de una de esas caletas, y entramos en Pabellón de Pica, más precisamente en playa Chanabaya, a 65 Km del desagüe del Río Loa, que es la divisoria entre la I y II Región (Tarapacá y Antofagasta). Estaba todo con poca gente, pues muchas madres se van a Iquique para acompañar a sus niños en la temporada escolar (allí no hay escuelas, ni carabineros, ni centro de salud ni nada parecido). El lugar –muy concurrido por campamentistas en época estival-, es sencillamente hermoso. Pudimos charlar con algunos pobladores. Así supimos que no hay red eléctrica (cada uno tiene su propio generador que prende lo menos posible), el agua es entregada por el Municipio a razón de u$s 0,60 cada 200 litros y para calentar el agua para el baño, simplemente la ponen en botellones al sol.
Para tener en cuenta: el que no quiera pasar la noche en ciudades grandes y/o complicadas, tiene en estas caletas una muy buena alternativa.
Después de estar un par de horas allí, conocer un cementerio que data desde el año 1550 y aún se sigue utilizando, seguimos por la impecable Ruta 1 hasta la caleta y balneario Chanabayita. Si bien se carece de la presencia del estado (carabineros, salud, etc.), posee algo más de infraestructura para el turismo que la anterior (un par de restaurantes donde no se puede consumir alcohol por la ausencia de fuerzas de seguridad, dos complejos de cabañas y algunos alojamientos menores).
Llegamos a Iquique ya al atardecer, por lo cual nos limitamos a recorrerla de noche, consultar y contestar nuestro correo y cenar (camarones y reineta a la plancha con palmitos y palta, je, je). Se nota que es una ciudad impresionante, con mucha actividad, una hermosa y extensa costanera, y bastante limpia y ordenada, lo cual no siempre es habitual por estos lugares.
Día 6 (miércoles 30 de junio)
Iquique – Arica
Temprano, antes de salir para Arica, nos fuimos hasta el otro extremo norte de la ciudad, a la Zona Franca de Iquique (ZOFRI). Intentamos comprar algo de ropa que nos hacía falta, pero los precios no eran adecuados. Sí en algunas zapatillas y zapatos deportivos, en perfumes y en electrónica especialmente. Aquí se notan diferencias de entre un 35 a un 50% menos. Resultado: fue un paseo de compras, casi sin compras. Solo unas zapatillas, zapatos, un perfumillo (pavadita, je, je) y una sorpresita para Ivo.
A las 12 horas, oh! Sorpresa. Sirenas que comienzan a sonar, carabineros y personal de seguridad corriendo por todas partes y dando indicaciones, aviones caza bombarderos atronando el aire, helicópteros, avisos con altoparlantes y la gente (vendedores y compradores), abandonando las instalaciones del ZOFRI hacia la parte alta de la zona. Se trataba de un simulacro de tsunami, que ya estaba planificado. Nosotros, sigilosamente nos fuimos silbando despacito hacia la Combi, nos subimos, bajamos las cortinas y nos quedamos en el estacionamiento (igual había que dejar todos los autos allí), leyendo y escuchando el desarrollo del evento por radio. No era cosa de que nos hicieran caminar mucho, con mi rodilla un poco complicada.
Uno quizás lo toma en joda, pero en realidad se trata de un drama que viven todas las poblaciones y países costeros del Pacífico. Terremotos y tsunamis que destrozan y matan. Todas las calles están demarcadas e indican la dirección de escape que la población debe tomar en caso de alerta.
Algo más de una hora después, todos volvieron divertidos por la experiencia, cada uno a su trabajo y/o actividad. Recién allí asomamos nuestras cabezas de la Combi y volvimos al ZOFRI. A media tarde comenzamos a salir de Iquique con destino a Arica, dispuestos a recorrer los 320 Km que las separan.
La salida fue espectacular, pues la ruta sube 1000 m. a la cordillera de la costa en unos pocos Km de recorrido, lo cual permite tener una vista increíble de la ciudad, y poder apreciar la existencia del cerro Dragón en medio del trazado urbano, con 175 m. de altura y 3.500 m. de largo, todo de arena, lo cual lo transforma en la duna más grande del mundo situada en medio de una ciudad. Fue declarado Santuario de la naturaleza en el 2004 y es el emblema de la ciudad.
Se nos hizo un poco tarde, por ello llegamos de noche, habiendo conducido más de una hora sin luz natural. Cosa sencilla con una ruta demarcada con tachas fluorescentes en toda su extensión.
Por supuesto, que desde que cruzamos a San Pedro de Atacama, hasta poco antes de llegar a Arica, es todo desierto; dicen que uno de los más secos del mundo.
Hicimos noche en una Esso, en pleno centro, con Wi Fi, en una pequeña playa cerrada que tenía la estación de servicio. Gratis, y como dicen los chilenos, “super” bien y “harto” cómodo el lugar.
Día 7 – (jueves 1° de julio)
Arica (Chile) – Moquegua (Perú)
Antes de salir para Perú, recorrimos parte de Arica, la “ciudad de la eterna primavera”, que se presenta construida sobre la costa marítima, hacia el norte del Morro de Arica, emblema del lugar y sede de una de las principales batallas de la Guerra del Pacífico, mediante la cual Chile se apropió de vastos territorios que antaño eran de sus adversarios bolivianos y peruanos, privando incluso a Bolivia de su salida al mar. El puerto local es de una gran importancia y concentra la mayor parte de las operaciones de exportación e importación bolivianas. La ciudad aparece bastante limpia y ordenada. Tiene una vida nocturna movida, donde se observa la gente hasta bastante entrada la noche. Nos dicen que el mar tiene buena temperatura y que en verano la gente se queda en la playa hasta la noche. En temporada de cruceros es uno de los destinos de amarre, al igual que Buenos Aires, Ushuaia, Valparaíso y otros puertos.
Terminada nuestra recorrida y después del almuerzo en un local de los suburbios (cazuela de albóndiga y guiso de lentejas con chorizo cada uno por un precio total de U$D 10,00), partimos rumbo a la frontera. Centro moderno e integrado por los dos países, que concentra un intercambio intenso en ambos sentidos. En nuestro caso, por no ser día de fin de semana o víspera de feriado, estaba bastante tranquilo. Del lado peruano, la atención fue excesivamente amable, ya que nos acompañaban a cada ventanilla explicándonos todos los trámites, incluso de cambio de dinero a través de un cajero automático que hay en el lugar. Esa es la mejor forma de obtener efectivo en cada país, la más segura y la que te da el mejor precio por el dinero que tienes depositado en tu banco. Por supuesto que siempre es bueno tener algunos dólares en efectivo o cheques de viajero para los imprevistos o falta de sistema bancario.
La frontera está a 20 Km de Arica y 180 Km de Moquegua, que era nuestro destino para el día de hoy. El paisaje sigue siendo desértico, al igual que el norte chileno, pero veníamos viendo algunos valles con cauces de agua que permitían extensiones bastante interesantes de cultivos y frutales. Había alfalfa, olivos, paltas, higueras, viñedos, maíz, papas y otras frutas y hortalizas que no pudimos identificar.
Llegamos a Moquegua (ciudad de más de 150.000 habitantes) cuando estaba terminando el día. Es una ciudad fascinante, parece detenida en el tiempo, con construcciones de adobe revocado en barro y pintura a la cal, con relieves artísticos y madera con tallados. Es común encontrar estas casas por toda la ciudad. Calles sumamente estrechas que hacen difícil el tránsito vehicular, veredas también angostas llenas de gente yendo y viniendo, feria de verduras y de otras mil mercancías y chucherías.
Nos tiramos una cana al aire. Como aquí los precios son sensiblemente menores a Chile y aún más con respecto a nuestro país, nos elegimos un hermoso hotel, El Colonial, con amplia recepción, salones pare el desayuno, pileta, cochera, desayuno completo, habitaciones grandes con CAMA INMENSA, TV, Wi Fi, heladera, etc..
Además, nos fuimos a cenar a uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Es el Moraly. Allí nos recomendaron dos platos. Uno era una especie de fideos grandes y alargados rellenos de queso, luego fritos y servidos con salsa de palta y mayonesa, en la cual hay que ir mojándolos. El plato se llama Tequeño y los fideos son del tipo Huantan. DELICIA! El otro plato se llama Lomo Fino Moraly. Se trata de un corte fino de carne vacuna, creo que de la parte del vacío, asado, y acompañado de papas fritas y ensalada de palta y tomates. OTRA DELICIA! Probamos por primera vez la cerveza Cusqueña Rubia (nos tomamos dos botellas de 620 cm3). No podíamos pedir mejor recibimiento para nuestra primera noche en Perú.
Para colmo, durante la cena hablamos con un señor sobre las distintas variedades de Pisco y las mejores bodegas (Moquegua es una importante zona productora). Nos explicó sobre el tema, las distintas variedades y nos dijo donde podíamos comprar mañana. Lo más importante, fue que nos indicó el Bar “El Bandido”, donde fuimos a probar. Zulma un delicioso Pisco Sour preparado con la variedad “negra criolla” que en esa zona, viene muy bien. Yo me chupé cuatro copitas de distintas variedades: “quebranta”, “Italia”, “acholado” y “negra criolla”. El lugar muy especial con toda clase de antigüedades y variedad de objetos dispuestos al azar.
Día 8 (viernes 02 de julio de 2010)
Moquegua – Mollendo – Arequipa
Después de un original desayuno -café con leche, jugo de chirimoya y tortillas de harina de maíz untadas con palta, manteca y sal-, salimos rumbo a Mollendo, que es una pequeña ciudad (30.000 habitantes). La ruta siempre en excelente estado alterna largas rectas en medio del desierto con subidas y bajadas en los cañones y quebradas, terminando hasta llegar a Mollendo, con un verde valle a ambos lados del caudaloso Río Tambo, con toda clase de cultivos y frutales, además de mucha caña de azúcar. Es un trayecto de algo más de 90 Km, por demás de pintoresco y permite llegar a una ciudad con lindas playas (pero con aguas frías y olas impresionantes), un mercado central muy limpio, ordenado y nutrido de toda clase de productos y comidas (allí probamos nuestro primer cebiche que estaba exquisito). Luego nos fuimos al Restaurante donde completamos la carga con un plato gigante de chicharrón variado. Se trata de trozos de pescado, mariscos y pulpo (no pulpito), rebozados con harina y fritos con el fuego muy alto. Todo ello acompañado con cebolla morada y tomate. Allí vimos parte del infartante partido que Uruguay empató con Ghana y luego ganó por penales.
Quiero contarles que los precios de la comida peruana son la mitad de lo que pagamos nosotros. Se dice de su cocina que es una de las mejores del mundo, con raíces en los distintos pueblos originarios, luego europea y al final una fuerte influencia oriental, sobre todo china. Además, las distintas regiones presentan alternativas bastante distintas entre sí.
Dejamos Mollendo y seguimos a la tarde hacia Arequipa. Algo más de 90 Km. De mucha curva y cornisa al principio, recta y desierto después y de nuevo a las curvas y alturas. Llegamos al anochecer sin tener idea de dónde íbamos a parar. La gallega del GPS nos iba llevando a lo que luego descubrimos como centro de la ciudad, todo ello en medio de un tránsito caótico, llenos de micros pequeños, taxis y bocinazos. Cuando llegamos a la plaza principal, con esos edificios construidos en sillar (piedra blanca de origen volcánico), nos quedamos con la boca abierta. De todas formas fue solo una pasada, ya que el tránsito nos sacó hacia una avenida y allí pedimos asilo en una PRIMAX donde llenamos el tanque (el diesel está casi igual que en Argentina).
Una vez que estuvimos instalados, nos animamos a ir hasta el centro de la ciudad, por donde habíamos pasado hace unas horas. Comprobamos lo magnífico de la arquitectura, con una catedral impresionante de cerca de 150 m. de frente con dos inmensas torres a cada lado, toda construida en sillar, y los otros tres costados de la plaza con una inmensa recova del mismo estilo, donde funcionan múltiples lugares dedicados a la gastronomía y demás actividades.
Esa noche contactamos a Edwin, una especie de promotor o agente de viajes y turismo. Con él acordamos algunas cosas interesantes. Decidimos ir a Chivay (base del paseo por el Cañón del Colca) al día siguiente. Para eso nos reservó habitación en unas cabañas del lugar. También reservamos para las noches del domingo y lunes en Arequipa, en un hotel cercano al centro de la ciudad. Y también reservamos para un City Tour por toda Arequipa y alrededores de una duración de 4 hs. para el lunes.
Con los próximos días mucho más organizados, nos fuimos a dormir en la estación de sevicio.
Día 9 (sábado 03 de julio de 2010)
Arequipa – Chivay
Nos levantamos muy temprano para poder sacar la Combi de la PRIMAX y llevarla al estacionamiento del hotel del centro, evitando así la locura del tránsito arequipeño, además de poder elegir un lugar donde ver el partido de nuestra selección con Alemania. Conseguimos un agradable café – bar – restaurante donde pudimos sentir el apoyo de todos los peruanos para el partido. Lamentablemente el resultado del 0 – 4 nos dejó a todos noqueados.
Solo un comentario: grandes jugadores y ninguna idea para parar el equipo por parte del gran filósofo Maradona. Pero me parece que la culpa no la tiene el chancho, sino el que le da de comer: Julio Grondona.
Pasado el mediodía partimos hacia Chivay. Son 160 Km de asfalto, a excepción de una parte de ripio. Demoramos cerca de tres horas en llegar (incluyendo paradas). Es un camino en continuo ascenso, que va desde los 2.400 msnm de Arequipa hasta los 4.850 msnm en mitad del camino y luego baja a los 3.400 msnm de Chivay.
Llegamos cerca de las 15 hs. e ingresamos al pueblo previo pago de una tasa que en principio era de 35 Nuevos Soles por persona, y luego pudimos reducir a la mitad, pidiéndoles que nos dieran la categoría de connacionales. O sea que terminamos pagando el equivalente a U$D 15,00 entre los dos.
Comimos algo, y pasamos otro mal trago con Paraguay 0 – España 1. Luego nos fuimos a nuestro alojamiento. Aceptable, aunque sin TV o Wi Fi. Me parece que vamos a tener que volver a la comodidad de las estaciones de servicio. Je, Je… Aunque aquí en Perú no pueden contar con ellas. No tienen nada que ver con las argentinas, ya que –salvo muy pocas excepciones-, no cuentan con servicios.
Luego de instalarnos, nos fuimos a las termas que hay cerca del pueblo. Fue una muy buena experiencia. Una gran pileta semicubierta (hay otras dos piletas: una totalmente descubierta y otra cerrada). Hay vestuarios y duchas. El agua sale con una temperatura de no menos de 50° de un chorro al costado de la primera pileta, y luego desciende a los 39°. Un placer después de tanto ajetreo. Nos quedamos hasta la noche. Cenamos pizzas y a dormir.
Día 10 (domingo 04 de julio de 2010)
Chivay – Cañón del Colca – Arequipa
Salimos temprano para recorrer los 45 km que hay hasta el principal punto panorámico para ver el cañón del Colca, el segundo de mayor profundidad del mundo. Primero está el de Cotahuasi, no muy lejos de aquí. Hay polémica respecto de cómo medir la profundidad. Según el método que se tome la profundidad varía entre los 3000 y 1200 metros. El Cañón del Colorado en Arizona USA, es bastante menor. Todo el recorrido es bastante duro para hacer en vehículos y demora cerca de dos horas para ir y otro tanto para volver. A lo largo del trayecto se observan las terrazas para cultivo que caen hacia el río Colca desde alturas considerables, todas con riego, construidas entre los siglos 6 y 7 de nuestra era, 400 años antes de que los Incas conquistaran estos pueblo. A lo largo del recorrido se suceden una media docena de pueblos que conservan las más antiguas tradiciones. De la otra margen del cañón –la derecha-, hay otros pueblos diseminados. La actividad es pastoril y de cultivos. La economía es de subsistencia. Gran parte de la población –en especial las mujeres-, fabrican artesanías que se ofrecen al turismo.
El paisaje es impresionante. Paredes de granito que caen en forma vertical sobre el río. Del mirador ubicado en la Cruz del Cóndor, uno puede asomarse y mirar hacia abajo, en línea recta hasta el fondo, un distancia de cerca de 2500 metros.
El paseo y posterior regreso a Arequipa, nos llevó casi todo el día. Poco antes de anochecer estábamos en el hotel que teníamos reservado. Llegamos con las últimas, pues una brutal descompostura con todos los agregados, nos volteó en la cama. No almorzamos ni cenamos. Nos hicieron muy mal las pizzas que habíamos comido la noche anterior.
Día 11 (lunes 05 de julio de 2010)
Arequipa
Por suerte despertamos bastante bien. Algo débiles pero con el desayuno comenzamos a recuperar fuerzas. Aprovechamos el estar dos días en una misma ciudad para hacer lavar nuestra ropa.
La ciudad fue fundada en 1540, es la segunda en importancia de todo el Perú, está situada al pie de tres volcanes a 2.350 msnm. En el año 2000 su centro histórico fue declarado patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco, debido a la riqueza de su edificación colonial muy bien conservada y a la cantidad de testimonios de la historia de esa época.
A las 9:15 horas comenzamos un City-tour por la ciudad y sus alrededores. Bastante interesante. Almorzamos, descansamos un rato y a la tardecita seguimos rrecorriendo.
Mañana Zulma irá a conocer el convento que existe en el centro de la ciudad y ocupa 20.000 m2. Es otra ciudad dentro de la ciudad.
Día 12 (martes 6 de julio de 2010)
Arequipa – Chala
Zulma visitó el Convento y vino maravillada de la historia de ese lugar y de su estado de conservación.
Salimos de Arequipa con la idea de acercarnos lo más posible hasta Nazca, para luego comenzar el ascenso hacia el este, hacia la cordillera, hasta llegar a Cusco en un par de días.
Llegamos hasta Chala, una pequeña localidad sobre el Pacífico, en la cual dormiremos custodiados por la Policía Carretera (pues estamos estacionados frente a un destacamento), y también por Nuestro Señor Jesucristo (también estamos frente a la iglesia del pueblo). Nos preparamos una sopa y miramos en la compu la película “Dos Hermanos” con Graciela Borges y Antonio Gasalla. Altamente recomendable.
El camino hasta acá, de 400 km en total, transcurre en parte por el desierto, bajando desde Arequipa hasta la costa en Camaná y luego por toda la carretera Panamericana Sur pegado a la costa. Como en gran parte del trayecto, el desierto y la montaña árida, se ven interrumpidos por los verdes valles que forman los ríos que bajan de Los Andes y llegan hasta la costa. Todos ellos trabajados hasta el último metro cuadrado por un pueblo con una cultura relacionada por siglos con la horticultura y fruticultura. Es increíble ver como logran desviar los cursos de ríos de mediano caudal mediante canales que van por las laderas de los cerros, e irrigar así superficies mayores.
También observamos que hay una gran industria lechera, sobre todo promediando la primera del trayecto de hoy, coincidente con una fábrica de lácteos denominada “Gloria”.
El almuerzo de hoy lo pasamos en Camaná, con un ceviche de mariscos y corvina y un filete de corvina a la plancha con papas, arroz y pepinos. También vimos el primer tiempo de Uruguay – Holanda. Al margen del resultado: ¡qué buen esquema de juego el de los celestes!
Día 13 (miércoles 07 de julio de 2010)
Chala – Nazca
Salimos tempranito, después de dormir sin interrupciones y de desayunar café con leche (en polvo) y unos pancitos (recién horneados que nos vendió una señora) con dulce de frutilla.
El camino es parecido al que hemos venido transitando estos últimos días –parte costeando el mar, parte montaña de la costa-, con la novedad de que comenzamos a ver que la ruta se tapaba de arena impulsada por un viento muy fuerte. Incluso había máquinas que trabajaban para liberar la pista (como le dicen acá a la carretera). En un momento bajé y el viento me dobló la puerta, tanto que al llegar a Nazca la tuve que hacer arreglar por un “planchador” (así le llaman a los chapistas).
Llegamos relativamente pronto, ya que eran solo 170 Km.
Un poco antes, vimos algo que ya habíamos observado. Plantas de tuna con unas especies de sobres adheridos a sus hojas. Había gente trabajando, así que no aguantamos la curiosidad y paramos. Justo estaban el dueño y el técnico encargado de la explotación. Los sobres o redecillas contienen cochinillas, que implantan sus crías o huevos, en las hojas de tuna y las cubren de una especie de telaraña muy fina, blanca y apretada, que contiene unas especies de huevecillos, los que al reventarse despiden un líquido rojo carmín muy parecido a la sangre. Pues eso es un colorante natural muy requerido por la industria cosmética y de la alimentación, entre ellos por la Coca Cola.
No podíamos salir de nuestro asombro, incluso comprobamos todo con nuestras manos, reventando uno de los pequeños huevos.
Nos quedamos charlando con las dos personas un buen rato, intercambiando opiniones. En general coincidimos que en gran parte de Latinoamérica y particularmente en Perú, se nota un importante mejoramiento de la actividad económica y nivel de vida. El dueño –Bueno, era su apellido-, tiene un hermano viviendo en Argentina y él mismo había estudiado abogacía en Tucumán.
Pasamos por el aeródromo de Nazca y… que sí, que no, que sí… Zulma se animó a un vuelo de 30 minutos para observar las famosas “líneas de Nazca”. Volvió maravillada, con videos y fotos de algo tan perfecto como enigmático. Tal es así, que a partir de ahora se dedicará a investigar sobre el tema. También hará un informe.
Las dudas sobre si volar o no, derivaban de las noticias de los últimos meses, respecto de accidentes fatales y hasta secuestros de pasajeros. Luego comprobamos que los accidentes habían existido hace ya bastante tiempo, pero que desde entonces hasta ahora, las condiciones de seguridad se habían extremado. Y el secuestro había sido de dos pasajeros peruanos que se subieron a una avioneta con la excusa del paseo, capturando a los pilotos y los largaron poco después por Río Branco (Brasil), pero se robaron el avión para contrabandear droga en Bolivia. La avioneta aún no regresó ¡Eran narcos los muchachos!
Terminamos el día con una súper cena en el centro de Nazca (no probábamos bocado desde la sopa de la noche anterior), y nos fuimos a dormir temprano, pues mañana comenzamos el ascenso hacia la Cordillera de Los Andes, rumbo al Este. En dos días estaremos llegando a Cusco
Notas de interés:
Los precios en general, son convenientes para nosotros.
Una habitación doble con baño privado, cochera y TV, bastante digna, se puede conseguir hasta por U$S 15,00.
Una buena comida, con cerveza, se consigue entre 5 a U$D 10,00 por persona, según la categoría del lugar, pero siempre con buena calidad.
Una excelente cerveza de 620 cm3 (Cusqueña), cuesta entre 1,5 y 3 dólares en restaurantes o bares.
Los vinos son escasos, caros y poco recomendables, a excepción de los argentinos o chilenos que se consiguen que son caros.
El diesel aditivado de Primax de precio parecido al nuestro, me da un rendimiento de menos de 10 litros por cada 100 km!!!, o sea un 12 o 13% menos de consumo que el habitual.
Los peajes al sur de Lima se pagan solo por los que van rumbo al sur. Los que estamos subiendo, como nosotros, no pagamos. A la vuelta tampoco, porque iremos por otros caminos sin peaje hasta Bolivia. Je, Je.
Los arequipeños tienen una fuerte identidad regional y parecería que ejercen un cierto liderazgo por lo menos en el centro sur del país.
Las estaciones de servicio en la ruta –grifos, como aquí les llaman-, son muy precarias: la bomba de combustible, un baño más o menos, y casi nada más. En las ciudades mejoran un poco.
Es extraordinaria la producción de frutas y hortalizas.
Las rutas están bastante bien en general y se notan muchas obras viales recientes o en ejecución.
ES MUY AGRADABLE VISITAR PERU.
Día 14 (jueves 08 de julio de 2010)
Nazca – Abancay
Salimos como siempre temprano con el objeto de acercarnos lo más posible a Cusco. El camino está muy bien hecho, totalmente señalizado y con canaleta de cemento a los costados, a fin de evitar el deterioro del agua sobre la pista.
Comienza un tramo de varios Km en continuo ascenso, hasta llegar a los 4.300 msnm. El camino es de continua curva y cornisa, salvo algunas pocas rectas en las planicies que se forman en algún valle o en lo alto de la montaña. En los valles se sigue observando el maravilloso trabajo de terraplenado y riego que permite obtener frutos de toda clase.
En total, hasta Cusco, se pagan alrededor de cuatro peajes de 3,90 Nuevos soles cada uno. Según dice la factura de pago, el dinero va directamente al banco que financió la obra. Parece que los muchachos se quieren asegurar el cobro. Además te ponen el número de patente del vehículo en el recibo. En un caso, la empleada tenía una cámara digital con la que le sacaba fotos a la chapa, luego la miraba y posteriormente cargaba el número en la factura que estaba confeccionando.
Estuvimos todo el día manejando los casi de 500 Km que nos separaban de Abancay, con algunas paradas para sacar fotos o simplemente estar al lado de un arroyo mirando las llamas y alpacas. De estas últimas se sacan solo 200 gr. de lana cada dos años. Se imaginan el costo de una prenda de este material. No menos de 800 dólares. Se obtiene un hilado increíblemente liviano, abrigado e impermeable. Con la lana de vicuña también se hacen cosas muy lindas. Estas cosas las vimos en Arequipa.
Llegamos a Abancay a la tardecita. Es una ciudad bastante importante, con casi ningún lugar plano en su trazado. Son todas subidas y bajadas. Encontramos un lugar frente a una de las plazas y a la casa del cura. Además, estuvimos charlando con una de las chicas que se encargan de la “custodia ciudadana” en el lugar, uniformadas y empleadas por el municipio, quien nos dijo que fuéramos a cenar tranquilos que ella cuidaba del vehículo y que luego, por la noche, venían un par de compañeros a suplantarla. Así que dormimos tranquilos con el cura y los guardias civiles abanqueños.
Esa noche probamos la comida china, que es muy popular en casi todo Perú y ejerce una influencia muy fuerte sobre la propia cocina nacional. Comimos dos platos. Uno se llama arroz chaufa, hecho muy al dente, con salsa de soya y algunos otros ingredientes que desconocemos y le dan una tonalidad oscura. Va saltado con verduras variadas, apenas cocidas, y trocitos de pollo, o carne vacuna o de cerdo, según uno pida. Es una delicia. El otro se compone de unos fideos muy finitos, también saltados con verduras y trozos de pollo.
Curiosidad: en el lugar solo sirven limonada, o vino, o algunas gaseosas, pero no cerveza. Parece que es algo que tiene que ver con las creencias, no sabemos y tampoco queremos inventar. Tomamos limonada que sabía bien.
Día 15 (viernes 09 de julio de 2010)
Abancay – Ollantaytambo
Salimos con la idea de llegar a Cusco, estar allí un par de días, gastarnos alrededor de U$S 220 cada uno en una agencia de turismo para que nos organizara la ida a Macchu Pichu, con pasaje en tren, entrada y hotel incluido, pero…cambiamos de planes.
El camino desde Abancay en adelante, se presentaba cada vez con más vegetación y colorido. Incluso la noche anterior, cayeron unas gotas que alcanzaron a mojar el piso por completo. Se sucedían los valles con pequeñas poblaciones, algunos aserraderos, cultivos de anís, siempre ganado vacuno, en especial vacas lecheras, manufactura artesanal de quesos (que compramos y probamos con muy buen resultado).
La presencia de mayor humedad en el ambiente, tiene que ver con que hemos estado circulando desde el oeste hacia el este, cruzando la cordillera, y acercándonos a la ceja de la selva. Los ríos y arroyos hace ya algunos Km que empezaron a correr hacia el este, conformando esa impresionante cuenca hídrica que es el Amazonas. Incluso, cuando lleguemos a Macchu Pichu veremos aún más vegetación y el clima se irá tornando más templado.
Unos 60 Km antes de Cusco, vimos un desvío de asfalto que se dirigía a Ollantaytambo. Esta es la última población antes de Macchu Pichu a la cual se llega en automotor. Luego hay que tomar el tren hasta Aguas Calientes, que es prácticamente una villa peatonal. Seguir hasta Cusco hubiera significado tener que hacer el camino dos veces. Por lo tanto, tomamos el desvío y llegamos a Ollantaytambo al atardecer. Mucho movimiento de turistas llegando y saliendo, las pocas calles congestionadas por el transporte de pasajeros y los transfer de las empresas turísticas. ¡Y los mototaxis!
Logramos llegar a la estación del tren que nos iba a llevar a Aguas Calientes y sacamos pasajes ida y vuelta para el domingo 11. Saldremos en el primer tren para extranjeros a la 06:00 horas y regresaremos para el que sale de allá a las 18:00 y arriba a las 20:00 horas. Antes de esa hora, a las 05:00 am, sale un tren exclusivamente para peruanos al que no nos dejan subir.
Nos cobraban mucho por un estacionamiento seguro (el equivalente a U$D15,00), así que conseguimos un hotel con habitación y baño privado, más la cochera para la Combi por el equivalente a U$D20,00. Un lugar aceptable, a dos cuadras de la estación, pero sin desayuno ni TV. Ah!, me olvidaba, le pedimos a un hotel de lujo de enfrente si nos podían decir la clave para acceder a su Wi Fi, y accedieron a ello. Internet gratis para todo el mundo!
Sacando cuentas y con los numeritos que estamos logrando, seguramente vamos a gastar mucho menos a lo que nos pedían para conocer Macchu Pichu en una agencia.
Día 16 (sábado 10 de julio de 2010)
Ollantaytambo (2800 msnm)
Nos levantamos, desayunamos frente a la plaza principal, y subimos el cerro que está a la derecha del poblado, donde hay construcciones incaicas que eran destinadas al almacenamiento de granos y alimentos secos.
Esta pequeña población, está considerada como el único lugar viviente –es decir con población activa en el lugar- situado sobre un asentamiento enteramente Inca. Incluso, y esto se puede ver a simple vista, las casas actuales están asentadas sobre piedras colocadas por los incas en su momento, con el característico y exquisito encaje entre unas y otras. Las callejuelas y los sistemas de provisión de agua limpia, son de aquella época.
Con algo de dificultad (por mi rodilla la altura y falta de costumbre), logramos subir. La vista hacia abajo y a las construcciones en los cerros de los costados, fue espectacular. Nos quedamos un largo rato allí arriba, contemplando y tomando fotos.
Luego fuimos a ver los restos de las construcciones destinadas al culto. Allí sacamos un pase para ver los restos arqueológicos y museos en todo Cusco.
Acá transcribo un artículo de un sitio de Arquitectura y Construcción sobre Ollantaytambo que encontré en la Web (http://www.arquitectuba.com.ar/diccionario-arquitectura-construccion/ollantaytambo/) y que me parece bastante bien logrado comparándolo con lo que vimos y nos informaron:
“Ollantaytambo o Ullantaytanpu es otra obra monumental de la arquitectura incaica. Es la única ciudad del incanato en el Perú aún habitada. En sus palacios viven los descendientes de las casas nobles cusqueñas. Los patios mantienen su arquitectura original. Esta ciudad constituyó un complejo militar, religioso, administrativo y agrícola. El ingreso se hace por la puerta llamada Punku-punku.
Ubicación: Ollantaytambo está ubicado en el distrito del mismo nombre, provincia de Urubamba, aproximadamente a 60 km. al noroeste de la ciudad del Cusco y tiene una altura de 2.792 metros sobre el nivel del mar.
Arquitectura: Se trata de uno de los complejos arquitectónicos más monumentales del antiguo Imperio Incaico, comunmente llamado «Fortaleza», debido a sus descomunales muros, fue en realidad un Tambo o ciudad-alojamiento, ubicado estratégicamente para dominar el Valle Sagrado de los Incas.
El tipo arquitectónico empleado, así como la calidad de cada piedra, trabajada individualmente, hacen de Ollantaytambo una de las obras de arte más peculiar y sorprendente que realizaron los antiguos peruanos, especialmente el Templo del Sol y sus gigantescos monolitos.
Las calles rectas, estrechas y pintorescas hoy forman quince manzanas de casas ubicadas al norte de la plaza principal de la ciudad, que constituyen en sí un verdadero legado histórico. Algunas casas de tipo colonial están construidas sobre hermosos muros incaicos pulidos con finura. Los tonos de la piedra son alegres, de un color de flor petrificada, rosa oscuro. En la plaza principal un gran bloque de perfectas aristas encaja en una doble hilera sus quince ángulos de estrella terrestre.
Origen del nombre: El historiador cusqueño Víctor Angles explica el origen del nombre de Ollantaytambo, refiriendo que a fines del siglo XVIII se puso en escena un drama de argumento inca cuyo protagonista era el General Ollanta, y el lugar donde se desarrollaron las acciones -según la obra literaria- fue el tambo abajo de Yucay, que desde ese entonces comenzó a generalizarse como Ollantaytambo.
El Inca Garcilaso de la Vega, después de elogiar la grandeza y magnificencia de las antiguas fortificaciones de Tanpu, cuenta que fueron mandadas a construir por el Inca Wiraqucha, al igual que los grandes y antiguos edificios que existen en ese lugar”
Almorzamos tarde unos sándwiches y regresamos al hotel a descansar un ratito y terminar esta crónica.
Fue un día muy fructífero. Tomamos contacto directo y por primera vez con la cultura Inca. Pensamos que eran un pueblo admirable con increíbles logros, y eso que solo existieron 300 años como tales.
Día 17 (domingo 11 de julio de 2010)
Macchu Pichu
A las 05:30 estábamos en la estación con nuestra mochilita con agua y algunos cereales, la filmadora y cámara con las baterías a full, igual que nosotros. Nos subimos y acomodamos y pronto comenzamos a transitar por el valle del Río Urumbamba, que por momentos se iba angostando cada vez más.
La vegetación se hacía más frondosa, y los árboles de gran porte, las orquídeas, bromelias, arbustos floridos, trepadoras, iban sustituyendo a la vegetación achaparrada y rala de días anteriores. Nos estábamos internando en la selva, que ocupa gran parte del este peruano, poco habitada, por momentos con difíciles accesos, y que forma parte de la impresionante cuenca amazónica.
El tren circulaba por un terraplén en el que se notaban los daños de la crecida del río en enero pasado, oportunidad en que una joven argentina murió por una avalancha. Incluso la azafata nos informó que hacía solo una semana que el tren había retomado el antiguo recorrido.
Llegamos en un poco menos de dos horas a Aguas Calientes, lugar donde por la suma de 14 dólares –ida y vuelta-, recorríamos el trayecto de 15 minutos que nos separaba de la ciudadela.
Pingüe negocio, tanto éste, como el tren que cobra bastante caro, como muchos otros, hasta el servicio de sanitarios, que se prestan en condiciones monopólicas y se abusan con tarifas exorbitantes.
Pero bueno, dejemos esto para otro momento. Estamos por llegar a La Meca del turismo mundial, al lugar soñado por muchos años.
¡Epa, que pasa! ¡Por qué no podemos pasar! Los giles (nosotros), junto a dos matrimonios de cordobeses que conocimos en el viaje y a tres peruanas, habíamos omitido comprar las entradas en Aguas Calientes y debíamos volver allá. Pero surgió una alternativa. De la empresa nos dijeron que en 40 minutos nos traerían los tickets. Se ve que los tipos están muy bien organizados y tienen previsto un cupo de boludos por día.
Contratamos un guía y partimos. En realidad ésta es una expresión demasiado ampulosa, pues solo se trataba de caminar unos 200 metros, girar por una primera construcción, y ver aparecer ante nosotros, en toda su dimensión, cubriendo la ladera –norte, creo- del cerro Machu Picchu, a la hermosa ciudadela y lugar sagrado que construyeron los Incas hace cerca de 500 años.
Todo enclavado en un lugar de ensueño, con altos cerros verdes mostrando partes desnudas de roca viva, rodeando el sitio; profundos abismos con el río allá abajo color plateado, brillando por ese sol que estaba sobre nosotros como diciéndonos: yo soy el Dios, como lo fui para los que vivieron acá, quienes no sólo cuidaron de mí y me veneraron, sino también de la Pachamama la Madre Tierra, y del Agua, que la fecunda y da los frutos necesarios para la vida.
Les aseguro que se nos puso la piel de gallina cuando estuvimos frente a semejante obra y entorno. Ahora mismo que lo escribo tengo esa misma sensación.
Tanta fue la emoción, que el boludo (yo, por si hay dudas) empezó a filmar frenéticamente y cuando se estaba terminando el primer DVD, su solícita esposa y eximia fotógrafa, advirtió que el lente estaba cerrado con el protector.
No les voy a describir cada una de las construcciones que allí vimos, ni parte de la historia del lugar, ni como se llegó a él, porque estoy seguro que me voy a equivocar en más de un detalle. Además, con poner Machu Picchu en el buscador, ustedes podrán acceder a todo tipo de información más seria que la que les podemos brindar nosotros. Solo queremos decirles que se trata de un sitio digno de conocer, que no se limita solo a un hermoso paisaje, sino que se trata –principalmente- de acceder a una de las principales obras hechas por una civilización maravillosa, como fue la Inca.
Luego de casi 4 horas regresamos a Aguas Calientes, comimos algo, vimos la final del mundo entre España y Holanda (con no mucho interés) y nos fuimos a recorrer el pequeño poblado. Muy lindo metido entre medio de cerros que literalmente “se caen sobre las construcciones”.
A las 18 hs abordamos el tren con mucha expectativa, pues como nos habían vendido una categoría superior de 60 dólares por falta del más económico (otro curro), estábamos preparados para una atención especial, con bocaditos, canapés, cena, champagne, vino, café, etc., etc.
Pero no, nada fue así. Solo un vagón con un poco de mejor calidad en los asientos, dos empanaditas frías y pésimas, cinco (sí, cinco) trocititos de piña y medio vaso de gaseosa. ¡Ladrones!
Llegamos a las 20 hs al hotel, y como habíamos comido tan bien, nos acostamos prontito que mañana hay que madrugar.
Día 18 (lunes 12 de julio de 2010)
Ollantaytambo – Calca – Pisac – Cusco
Salimos a hacer un camino de no más de 60 Km, pero que sabíamos nos iba a llevar todo el día. Era recorrer gran parte del Valle Sagrado, a lo largo del Río Urumbamba, parando en infinidad de lugares de interés paisajístico o arqueológico.
Y así fue: pasada por Urumbamba; desayuno en el mercado de Calca y paseo por la Plaza de Armas e Iglesia en plena restauración; exploración de los restos de Pisac, sede de los alfareros y obreros textiles del Inca y lugar de veneración; visita al mercado (famoso) de Pisac (ojo con lo que se compra: hay mucha truchada y fabricación en serie); recorrida por Tambomachay a 10 Km de Cuzco, lugar donde el Inca iba de descanso y se daba baños de purificación, y…; llegada a Cusco, viendo primero esta hermosa ciudad desde lo alto, toda con el color rojo ladrillo de sus techos de tejas, y luego entrando con la Combi a la plaza de Armas, con su gran catedral sobre un costado, la Iglesia de la Compañía de Jesús del otro, y los paseos en recova en los dos restantes.
Ya era de noche, y como no encontramos un lugar adecuado para estacionar, nos fuimos a un hotel en el que estaremos dos días completos para poder recorrer y admirar esta ciudad denominada como “el ombligo del mundo”.
Día 19 (martes 13 de julio de 2010)
Cusco
Después de desayunar salimos a recorrer toda la ciudad a pie: el Museo de Sitio del Qorikancha, el Museo de Arte Popular, una visita a los edificios alrededor de la Plaza de Armas. A las 14 Hs (se nos pasó el almuerzo de largo), hicimos un city tour en un camión que intenta replicar un tranvía y seguimos caminando por las calles, sacando fotos y filmando.
Llegamos al hotel cansados y aturdidos con tantas percepciones de lugares, personas, colores, olores. Y todavía nos falta un día más para poder ver todo.
Estábamos encantados con Arequipa, pero me parece que Cusco la supera.
Día 20 (miércoles 14 de julio de 2010)
Cusco
Por la mañana nos fuimos caminando hasta el monumento a Pachakutec, quien era uno de los reyes Incas que más trascendencia tuvo en el fortalecimiento del imperio, y en particular, de la ciudad de Cusco.
Luego nos tomamos un taxi hasta Saqsaywaman, restos de construcciones defensivas y religiosas a dos o tres km de Cusco, camino al Valle Sagrado.
Esas dos cosas nos llevaron toda la mañana.
Por la tarde visitamos los restos del templo del Qorikancha que están pegados al Convento Santo Domingo. El templo Inca era, posiblemente, el principal lugar de veneración al Dios Sol, pero, al igual que en todo Cusco, fue casi totalmente destruido por los españoles luego de la batalla final, y en su lugar se construyeron iglesias y casas de los principales personajes militares españoles.
Lo poco que queda del Qorikancha, es suficiente para ratificar con creces lo que veníamos viendo sobre la calidad en el trabajo de la piedra, su tallado y perfecto encaje, sin ningún tipo de argamasa o pegamento. Para colmo, por la importancia del lugar en el que estábamos, se utilizaba la técnica Inca imperial, donde el trabajo de pulido y la perfección son superlativos.
Resulta divertido comparar esos restos de construcción con los del Convento. No pretendo deslucir a este último que es de una exquisita construcción, pero nada tiene que hacer en calidad y simpleza (belleza) de diseño con el construido para la veneración del Sol.
¡Y pensar que los españoles arrasaron Cusco! Destruyeron algo que luego no pudieron superar.
El Convento de Santo Domingo alberga una gran cantidad de pinturas de artistas cusqueños –en su mayoría indios o mestizos-, de una extraordinaria calidad, plasmando el nacimiento a una escuela pictórica muy definida.
También son notables e imperdibles la exposición de vestimenta litúrgica usada por la jerarquía eclesiástica en los ritos de la Iglesia, al igual que los muebles de madera (quizás los mejores que hayamos visto hasta ahora), y una cruz de oro, plata y piedras preciosas de no menos de un metro de altura.
Ya se había hecho bastante tarde. Pasamos por el Mercado San Pedro, y así como entramos, salimos rápidamente. Mala calidad y presentación de los productos. Mucha suciedad, olores nauseabundos, absoluta falta de toda norma de limpieza y bastante miseria.
Hemos conocido otros mercados en éste y otros viajes, y sabemos que no son lugares que se caractericen por una absoluta pulcritud, pero siempre muestran un mínimo de orden y aseo, y la exposición y venta de productos típicos del lugar generan un atractivo particular.
Para mí (Carlos), el día se terminó, pero para Zulma siguió en la Feria Artesanal que está a pocos metros del hotel.
Buena, bastante surtida, pero no sobresale del resto de las ferias que hemos venido viendo. Donde sí hay cerámica, platería, tejidos, etc. de calidad, es en locales bien puestos cerca de la Plaza de Armas. Por supuesto que los precios son abultados allí.
Día 21 (jueves 15 de julio de 2010)
Cusco – Puno
Retomamos la ruta con la Combi. Teníamos 390 km por delante que si llegaban a ser como los de los últimos días, nos llevarían toda la jornada. Pero no; la ruta era bastante buena (salvo los últimos Km antes de Juliaca), e iba en un ascenso lento que culminó en el Abra de La Raya a 4350 msnm. En ese lugar ya había desaparecido todo tipo de vegetación, salvo la paja brava de la parte más baja de los cerros. Al costado derecho y relativamente cerca del camino, había un nevado totalmente cubierto. La ruta siguió en levísimo descenso por lugares secos y áridos.
Antes, a unos 50 Km de Cusco, habíamos parado en el pueblo de Andahuylillas, donde hay una hermosa iglesia actualmente en restauración, que es llamada la Capilla Sixtina de América, por la cantidad de valiosísimas ornamentaciones en oro, plata y piedras preciosas. También se advierten importantísimas pinturas de autores de renombre de la escuela cusqueña.
Pasando por Pucará, presenciamos una curiosa feria en medio de la ruta, lo que ocasionaba que la policía ¡Desviaba el tránsito hacia unas calles laterales llenas de pozos! ¡Insólito! ¿Saben que era lo que se vendía o trocaba en la feria?: solo cueros de oveja y listones y troncos de eucaliptos. Los cueros se pesaban. Estaba lleno de gente, camionetas, combis, etc.
Luego pasamos por la circunvalación de Juliaca, pero nada pudimos apreciar, salvo un movimiento extraordinario de personas y vehículos de toda clase.
En general los peruanos viajan muy mal, amontonados en pequeñas combis o, en el mejor de los casos, en las curiosas motos taxis carrozadas.
A las 17 hs llegamos a Puno. Desde un rato antes, ya comenzamos a divisar el Lago Titicaca. De 3800 msnm, es el lago navegable por barcos de calado, más alto del mundo y el segundo lago más grande de América después del Maracaibo de Venezuela. La costa del lado peruano (es compartido con Bolivia), no es demasiado atractiva.
Una linda plaza con Iglesia central, una buena peatonal con lugares dedicados a la gastronomía y un puerto turístico destinado al zarpe de barcos que visitan las Islas de Uros y otras, son los principales atractivos que pudimos observar, aunque nuestra visita fue corta, ya que a la mañana siguiente continuamos nuestro viaje.
Esa noche nos quedamos a dormir en la Combi dentro de un estacionamiento frente al puerto que cerró a las 22 hs. Terminamos de ver una peli nueva en la que Sandra Bullock ganó el Oscar por la mejor actriz año 2010 (la que adopta al pibe negro). Regular.
Hacía mucho frío, pero con las bolsas dormimos bien.
Día 22 (viernes 16 de julio de 2010)
Puno (Perú) – Copacabana (Bolivia)
Temprano salimos con la idea de cruzar a Bolivia. Decidimos hacerlo por Copacabana, lo cual requiere que luego, para seguir avanzando por ese país, debamos tomar un Ferry o algo parecido que nos permita cruzar una angostura que tiene el Titicaca. La otra alternativa era por Desaguadero, pero eso nos hacía perder gran parte de la costa del lago.
Llegamos a la hora del almuerzo (trucha frita y milanesa) y luego presenciamos un gran desfile popular en celebración del 16 de julio de 1809, día en el que la ciudad y el Cabildo de La Paz, decretaron su separación de España. Ellos comenzaron un año antes que nosotros y el año pasado ya habían celebrado el bicentenario.
Todos los sectores de Copacabana (barrios, organizaciones obreras, campesinado, etc.) marcharon frente a la Municipalidad y con la presencia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, después de haber colocado ofrendas florales en la plaza central. El desfile duró varios minutos y fue en un marco muy colorido y de bastante respeto por el evento.
El público era bastante, aunque hay que tener en cuenta que la mayoría estaban desfilando. Filmamos y fotografiamos todo.
Un poco antes habíamos visitado la Iglesia local dedicada a la virgen de Copacabana, la cual es de muy grandes dimensiones, con tres inmensas torres y cúpulas: dos que están en el edificio principal y forman las cúpulas internas, y una tercera en la gran explanada anterior, dando cobertura a tres inmensas cruces. Todo en estilo morisco o con gran influencia del mismo. ¡Bastante extraña la construcción!
Nos alojamos en un modesto residencial, pero muy limpio y con los dueños muy amables. Ya hace dos o tres días que está haciendo bastante frío y los precios son por demás de accesibles: 15 dólares un almuerzo para dos y 12 por día la doble con baño privado y cochera.
Por lo poco que hemos podido ver, Bolivia es aún más barata que Perú. Incluso, sabemos que el diesel está a 30 centavos de dólar el litro.
Después de cenar nos fuimos a bajar fotos y filmaciones al residencial.
Día 23 (sábado 17 de julio de 2010)
Copacabana
Nos despertamos a la 08:00 hora boliviana (ellos tienen una hora menos que Argentina, y Perú dos). Descansamos de primera.
Estaba nublado y en un par de oportunidades cayeron unos copitos de nieve, suficientes para entusiasmarnos, pero allí quedaron.
Nos prepararon un desayuno con leche recién ordeñada, café, dulce de leche casero, tostadas y pan fresco, mantequilla y dulce de frutilla. Charlamos un rato, nos mostraron libros del lago y de La Paz, preguntamos de todo…y pacientes contestaron todo.
Teníamos la idea de caminar por el pueblo, almorzar y a las 15 hs ver una corrida de toros que había sido anunciada en el acto del día anterior.
Todo bien hasta la corrida. Cuando llegamos al lugar había poca gente y muchos toros. Cansados de esperar, empezamos a caminar, caminar y… luego de cerca de una hora llegamos hasta la parte superior del Vía Crucis que está en la cima de un cerro pegado a Copacabana.
La vista desde ese lugar es sencillamente hermosa, tanto el lago en toda su inmensidad que se pierde en un horizonte sin costas y cargado de tormenta; como todo el caserío a nuestros pies, y también… ¡La corrida de toros! Sí, desde allí, con el zoom de las dos cámaras pudimos ver los toros –un poquito haraganes y muy poco entusiastas-, algunos toreros y ayudantes, y también osados del público que se largaban al ruedo para correr delante de los animales. Pero repito: los toros no ponían nada de buena voluntad.
Comenzamos el descenso muy lentamente. Milagrosamente la rodilla de Carlos aguantó bastante bien. A lo mejor la pobre estaba asustada con unas especies de emplastos chinos que Zulma había comprado un rato antes. Sí, no se rían. En su desesperación para que el marido la acompañara hasta la Isla del Sol el día siguiente y subiera los casi trescientos escalones, la señora apeló a ese último recurso de medicina oriental. Pero la rodilla parece que se está curando sola, je, je.
En la esquina de la plaza principal –camino obligado de la cima del cerro hasta el residencial-, encontramos a la dueña de éste y a su cuñada, a quien habíamos conocido el día anterior. Charlamos un rato y seguimos viaje.
Aquí estamos, escribiendo, mirando fotos, tomando mates que hace dos días no probábamos y planeando el día de mañana.
Si el viento afloja y levantan la clausura de salida de barcos de turismo, nos iremos a la mañana a la Isla del Sol, porque la rodilla se curó ¿Vieron?
Si no es así, cruzaremos la angostura de 800 m que nos separa de la carretera hasta La Paz y hasta allí nos dirigiremos.
Día 24 (domingo 18 de julio de 2010)
Copacabana – La Paz
Bueno, pensamos que hasta la fecha, el día más, como decirlo, mmm… digamos, eeh… “rico en experiencias viajeras de todo tipo, que no debe hacer decaer el ánimo de los protagonistas”, fue el de hoy.
Comenzamos con un hermoso día soleado, aunque con un fuerte viento, lo cual nos impidió hacer el viaje hasta la Isla del Sol, en el cual teníamos depositadas variadas expectativas.
Pero bueno…, ya sabíamos que esa era una alternativa, así que, luego de comprobar en el puerto tal circunstancia, volvimos al hotel, cargamos la Combi, nos despedimos de nuestros anfitriones, y partimos hacia San Pedro de Tiquina, cabecera del cruce hasta la otra orilla del Lago Sagrado de Titicaca en el lugar más estrecho. Llegamos cerca de las 9:00 hs, y nos encontramos con la sorpresa de que los cruces estaban suspendidos pues el fuerte viento había levantado una gran marejada.
Por supuesto, como somos sumamente pacientes, esperamos detrás de una treintena de vehículos unas cinco horas y media, las que aprovechamos con serenidad y resignación, para acomodar nuestras cosas, escuchar los CD de música andina, bajar y subir de la Combi cada uno unas cuantas veces para asomarnos al principio de la cola y ver cómo iba la cosa, y así muchas cosas más que ustedes puedan imaginar.
Luego de un par de falsas alarmas, a las 14:30 se comenzó a notar algún movimiento. Las barcazas ya habían salido del puerto de enfrente y venían con vehículos en su carga.
De repente comienzo a advertir movimiento detrás de nosotros y veo que unos cuantos autos se desviaban por una calle lateral para abordar los improvisados ferrys. En actitud respetuosa, me bajo de la Combi y le pregunto a unas personas, quienes me informan que hay distintos puntos de embarque y cada uno va por donde quiere. No conforme, le pregunto a un conductor delante de mí, y éste me dice sonriendo: “en Bolivia esto es así, tómelo con calma que ya le va a llegar el turno”.
De a poco voy llegando hasta el punto de embarque. Digo voy, porque Zulmi (cariñosamente), estaba sacando fotos y filmando, quien sabe dónde, y yo, con un poco de preocupación comencé a vocear su nombre, mientras un señor me indicaba que avanzara a la barcaza, y el chofer de un camión me lo tiraba encima pues era él el que quería el turno, y un policía me gritaba que dejara paso a los vehículos que estaban bajando de las balsas, y aparecía Zulmita y la p… q… l… p…, y el dueño de la embarcación me decía que era yo el que debía subir, y la mujer del camionero se encadenaba a la Combi para impedir su avance, y los policías que la sacaban por la fuerza, y NOSOTROS QUE SUBIMOS CON LA COMBI AL FIN!!
Pero allí recién comenzó el verdadero problema. Las balsas son unas estructuras de madera sin ningún tipo de elemento de navegación o seguridad, que son impulsadas a duras penas por un motor fuera de borda de poca potencia, que se bambolean con la fuerte marejada, que chocan unas con otras para disputarse los clientes y entrar y salir de cada muelle, que los vehículos no son asegurados con ataduras ni con tacos de madera, que viaja además un grupo de veinte personas sin salvavidas, ni boleto (pero pagando).
Cuando me fueron a cobrar, me di cuenta porqué tanto interés en hacerme subir primero: lo que a un camión le cobraban 40 pesos bolivianos, a nosotros nos salió 60 bolivianos. Ante mis protestas, el encargado dijo que había subido la tarifa por la fuerte marejada. Pagué y no me dieron comprobante. De ello se deriva que no hay responsable en caso de accidente.
Poco a poco fuimos llegando a la costa, el desembarco es marcha atrás pues las balsas no tienen doble bajada como cualquier ferry. El encargado que te apura y los pasajeros con bultos y niños bajan junto a la Combi. Toda una locura.
No hay autoridad que ordene todo este caos. Solo los lancheros que pelean a brazo partido por lograr la mayor cantidad de viajes. Y estoy hablando de no menos de veinte balsas.
Bueno, después de esto, iniciamos nuestro viaje hasta La Paz en una ruta en regular estado, con un tránsito cada vez más intenso. Unos 30 Km antes de llegar, vimos algo insólito: con el tránsito del regreso del fin de semana, a los señores de vialidad boliviana se les ocurrió demarcar la ruta. Lo hacían con dos personas midiendo con una cinta métrica, otras tres o cuatro pintando con una maquinita manual, y un grupo de dos o tres mujeres iban recogiendo piedras grandes de la banquina y las colocaban en el centro de la ruta para ¡proteger las recientes pintadas! Los vehículos circulaban alrededor de 8 a 10 km con la ruta llena de piedras, sin saber el motivo, no pudiendo sobrepasar y, en muchos casos embistiendo las piedras y rompiendo cubiertas y llantas.
El tránsito al llegar al Alto se comenzó a hacer insoportable. Son famosos los conductores bolivianos y la policía nada controlaba. Para colmo, en varios lugares de la ruta o en las avenidas de ingreso al centro de La Paz, se instalaban ferias y operaban como una trampa casabobos, pues el que ingresaba debía soportar demoras de no menos de una hora. Así nos ocurrió dos veces.
Después de todo esto, nos salvó una policía que nos permitió girar a la izquierda indicándonos que ese era el camino viejo de ingreso a La Paz desde El Alto.
¡Maldición! Y pensar que nosotros teníamos la esperanza de que llegando temprano a La Paz un día domingo, íbamos a tener la posibilidad de evitar el trajín de los días laborables y disfrutar a pleno de esa ciudad. ¡Todo lo contrario!
A poco andar y ya anocheciendo, se presenta ante nuestros ojos un espectáculo impresionante. Estábamos en un lugar muy alto y veíamos muy, muy abajo, una gran ciudad color rojo ladrillo, rodeada de cerros que también estaban poblados, y con el majestuoso Nevado Illimani, sobre un costado lejano en distancia real, pero muy presente visualmente.
Las calles tienen un sentido de espiral, y van bajando hacia el centro de la ciudad formada por manzanas totalmente desiguales. La bajada es muy brusca, y en algunos casos, si uno se equivoca respecto de las calles principales, se encuentra con cuestas casi imposibles de bajar o subir. Menos mal que la Sprinter se las banca.
Llegamos a la plaza principal –no muy grande-, frente a la cual se encuentran la sede del Poder Legislativo, la Casa de Gobierno habitada por el Presidente Evo Morales y la Catedral.
Recorrimos el lugar, intentamos conseguir hotel con cochera –no había estaciones de servicio cerca ni lugares con aspecto seguro-, pero no lo logramos pues los precios no eran los adecuados para nosotros. Volvimos a la plaza, y luego de un sugestivo y desconocido –por mí-, diálogo de Zulma con dos miembros de la Policía Boliviana que custodia la plaza de Evo, conseguimos autorización para estacionar allí, con la condición de que nos rajáramos temprano al día siguiente.
Contentos, nos fuimos a picar algo, y luego volvimos a nuestra “casita”. A las 22 hs nos dormimos…
ESPEREN, QUE TODAVÍA NO TERMINÓ LA HISTORIA DEL DÍA DE HOY…
A las 24 hs exactamente, sentimos unos golpes en el vidrio. Los señores de la Poli (otros distintos de los que hablaron con la negociadora Zulma), nos indicaron amablemente que esa plaza estaba frente a la casa de gobierno, que el estacionamiento estaba prohibido y que nos teníamos que retirar. Que podíamos ir a otras calles laterales (¡ni en pedo!), y que nos agradecían que nos retirábamos.
Buscamos una estación de servicio y la encontramos medio alejada. Tuvimos que cargar combustible, dejar propina y, a pesar de eso, estábamos conminados a tener que irnos antes de las 06,00 hs, momento de cambio de turno de trabajo.
Por supuesto que nos costó dormirnos y sentimos que al rato de haberlo hecho, ya nos estaban despertando. Desayunamos ante de las 6 y decidimos por unanimidad ¡Irnos a la mierda de la ciudad de la Paz!
Quizás se trató de una decisión equivocada pues hubiéramos necesitado por lo menos medio día para tener un conocimiento más acabado de semejante urbe, pero bueno, no siempre las cosas salen como uno las imagina.
Ahh! Me olvidaba! La maldita venda china que nos vendieron en Copacabana, no solucionó para nada el dolor de rodilla. Digno final para un día como el pasado!
Día 25 (lunes 19 de julio de 2010)
La Paz – Oruro – Cochabamba
Como ya contamos más arriba, salimos muuuy temprano de La Paz. El camino a Oruro es típico de altiplano, con algunas curvas suaves, largas rectas, seca en invierno y siempre entre 3800 y 4100 msnm.
Veníamos escuchando por radio que se habían suspendido las clases en casi toda Bolivia debido a las bajas temperaturas. Se hablaba de la ola polar que venía de la Argentina, como si nosotros fuéramos los culpables. En realidad, veíamos charcos congelados al mediodía, cerros nevados, pero no nos parecía que fuese tanto frío. Quizás estábamos con calorías de más.
Oruro es una ciudad principalmente minera, bastante grande y con mucha actividad callejera, como casi todas las ciudades que hemos visitado hasta ahora. Antes de la hora del almuerzo ya estábamos enfilando hacia Cochabamba.
El camino comenzó a ascender cada vez más, hasta llegar a los 4500 msnm. Lo que nos llamó la atención, sobre todo en el caso de Carlos, fue que ya no nos agitábamos como antes. Prácticamente nuestro funcionamiento era normal. Nos habíamos aclimatado. Es cierto eso de que cuando pasas unos días en la altura, luego se va el apunamiento.
En parte de ese trayecto había personas que vendían papas sembradas y cosechadas a más de 4000 msnm. Por supuesto de que paré y compré a una señora que estaba con tres de sus niños. Espero que el servicio de sanidad vegetal de ningún lugar me la decomise. Son papas con mucho menos agua y sabores más concentrados. ¡Una delicia!
Luego comenzamos a bajar hasta llegar a los 2500 msnm. Estábamos próximos a Cochabamba. El camino se comenzó a hacer más plano y la vegetación aumentaba. Poco a poco, mientras avanzábamos más hacia el Este, nos íbamos acercando a la parte más baja, selvática y húmeda de Bolivia; lugar en el que nacen varios de los ríos afluentes del Amazonas.
Cochabamba es una hermosa e importante ciudad que nos hizo cambiar la mala impresión que –en parte- habíamos tenido de Bolivia en un primer momento con nuestra llegada a La Paz.
Día 26 (martes 20 de julio de 2010)
Cochabamba
Nos quedamos allí un día, pues la ciudad es muy acogedora, cosmopolita y moderna. Hicimos un City Tour bastante demostrativo, tomamos café y leímos el diario frente a la Plaza Principal, caminamos por algunas de sus calles, y por la noche cenamos en un restaurante bastante bueno (Paprika), con tragos y postre al final. Toda una fiesta de desagravio por la noche en La Paz.
Día 27 (miércoles 21 de julio de 2010)
Cochabamba – Montero
Fue un tramo de casi 480 km. Tan complicado como pintoresco. A poco andar nos internamos en la Yunga, selva pura e impenetrable tapizando montañas y valles camino a Santa Cruz de la Sierra.
La ruta en tramos está buena, y en otras partes semidestruída, con obreros viales trabajando en medio de un intenso tránsito especialmente pesado. En una gran parte, sigue el curso del Río Espíritu Santo, que comienza muy impetuoso y encerrado, para ir transformándose en un curso de agua con mucho caudal, pero más ancho y tranquilo en su curso inferior.
Muchas interrupciones por pago de peajes, controles de tránsito, controles antidrogas y marcha más lenta en los pequeños poblados.
Incluso, nos encontramos con parte de la marcha indígena que hace varias semanas viene dirigiéndose a La Paz en reclamos de tierras para los campesinos pertenecientes a pueblos originarios.
Sabíamos de eso y pudimos colaborar con bolsas de pan fresco y bebidas.
Paramos a almorzar en Villa Tunari, con una agradable sorpresa para Carlos: el menú estaba compuesto de PACÚ FRITO, con acompañamiento de arroz, ensalada y yuca hervida. Un manjar! Y ojo que no estoy hablando de peces raquíticos de criadero. El trozo que me ofrecieron, era grande y como máximo correspondía a una cuarte parte de ese delicado pescado.
Nos llamó mucho la atención ver masivamente gente en los ríos y arroyos, bañándose, lavando la ropa y los autos, y secando esa ropa en las piedras.
La zona es rica en frutales, petróleo, caña de azúcar y a medida que nos acercamos a Santa Cruz de la Sierra, vemos mayor cantidad de ganado vacuno.
Poco después de Villa Tunari, la ruta mejora y comienza a ser más recta y llana. Ya estábamos en 300 msnm.
Al atardecer llegamos a Montero. Mucho no la recorrimos, pero nos gustó mucho la plaza, con gran afluencia de vecinos y jóvenes, unos hermosos murales y espíritu festivo en la gente.
Comimos Pacamuto (sinónimo de anticucho en Perú o de brocheta en Argentina). Estaba hecho con carbón de Curupaú y probamos la chicha de maní. Todo esto en un restaurante muy popular. La carne (pollo o res) la acompañaban con yuca (mandioca) hervida y arroz hervido que sacaban de una inmensa olla de 100 litros.
La zona es arrocera, ganadera y azucarera.
Dormimos en una estación de servicio custodiada por un policía, quien me dijo que si le daba 20 soles, seguramente no iba a tener problemas en la noche. La di 10 y le dije que cargaba el tanque de diesel en esa gasolinera. No se pudo negar. Los poli me vienen pareciendo bastantes mangueros. Pero bueno! Hay que vivir y dejar vivir!
Días 28, 29 y 30 (jueves 22, viernes 23 y sábado 24 de julio de 2010)
Montero – San Javier – Concepción – San Ignacio de Velazco – San Miguel – San Rafael – San José de Chiquitos – Santa Cruz de la Sierra.
Salimos temprano, dejamos Santa Cruz de la Sierra a un costado (es la segunda y más poderosa ciudad de Bolivia), y comenzamos el camino y recorrido por toda la Chiquitanía. Así se llama parte de la región ubicada al noreste de Santa Cruz de la Sierra, cruzada por serranías de entre 300 y 600 msnm., con un bosque seco y bastante tupido (algunos lo consideran selva chiquitana), con clima seco en invierno y algo más lluvioso en el verano.
La región, se identifica con la obra de los jesuitas desde fines del siglo XVII hasta que fueron expulsados por la Corona española.
El viaje a la Chiquitanía es descubrir los pueblos fundados por los Jesuitas, donde éstos quisieron una pacífica evangelización y civilización de las poblaciones nativas.
Las Misiones fueron el principal asentamiento de los Jesuitas en América, los que permanecieron en estas tierras menos de un siglo, creando admirables sociedades en productividad, orden y arquitectura.
Las Misiones Jesuíticas de Chiquitos han perdurado en el tiempo por más de tres siglos. Edificadas entre 1691 y 1760, despiertan admiración la arquitectura de sus templos de estilo barroco mestizo, donde se destacan pinturas, murales, esplendorosos altares dorados, colosales columnas talladas en madera y una variedad de bellos tallados que adornan los retablos, púlpitos y cajonerías. Las iglesias tratan de imitar el aspecto de construcciones europeas, debido a la influencia del sacerdote suizo y principal arquitecto de Las Misiones, el Jesuita Martín Schmit, quien en trabajo conjunto entre indígenas y Jesuitas construyeron estas impresionantes iglesias, donde se puede apreciar la técnica aprendida por los nativos que se convierte en arte enriquecido con sus propias visiones.
En los pueblos de la Chiquitanía, vetados a los españoles, los indios no sólo aprendían a cultivar la tierra y a realizar todos los trabajos artesanales, sino que eran introducidos en el mundo de la pintura y la escultura, la música y el baile para alabar al Señor. La riqueza de la música barroca, compuesta y ejecutada en las misiones, cuyas partituras constituyen una colección única en América y actualmente se conservan en el Archivo de Chiquitos de Concepción, son ejecutadas con frecuencia bienal en los Festivales Internacionales de Música Renacentista y Barroca Americana «Misiones de Chiquitos».
Actualmente todavía se conservan los magníficos templos, el trazado urbano y el recuerdo de costumbres religiosas y folklóricas.
El alto nivel artístico y el profundo significado cultural de las obras, motivaron a la UNESCO a declarar en 1.991 Patrimonio de la Humanidad a los pueblos de San Javier, Concepción, San Miguel, San Rafael, Santa Ana y San José de Chiquitos.
San Javier fue primera reducción fundada por los Jesuitas en 1.691 y sede de una escuela de música y de un taller para la fabricación de instrumentos musicales. Alrededor del pueblo, la vegetación se caracteriza por la sorprendente simbiosis de las plantas de bibosi y motacú.
Hoy en día es un pueblo agrícola y ganadero. Su aspecto rústico de calles de tierra y tradicionales casonas, con paredes de adobe decoradas con motivos misionales y sombreadas galerías con horcones de madera, crea un entorno ideal que resalta la majestuosidad del conjunto misional.
En la iglesia de San Javier tuvimos nuestro primer contacto con estas maravillosas obras. A pesar de que estaba en plenas tares de refacción, nos impresionamos cuando ingresamos al templo: inmenso, de techo a dos aguas altísimo y campanario aparte sobre una torre, todo construido con madera dura de la zona, columnas de no menos de 18 metros en una sola pieza torneada a mano.
Es difícil efectuar una descripción de estos lugares. Solo podemos decirles: son obras que quien pueda las debe visitar y disfrutar durante no menos de 2 o 3 días.
Concepción fue fundada a principios del 1.700. Es característica la sencillez y tranquilidad de sus calles rodeadas por casas de adobe con galerías.
En ese pueblo pasamos la noche y estuvimos sentados largo rato en la plaza, contemplando el magnífico aspecto de la Iglesia.
San Ignacio de Velasco es pueblo más grande del camino.
San José de Chiquitos es distinto al resto de las poblaciones nombradas debido a su construcción en piedra. La ausencia de los altos árboles utilizados en las otras iglesias para las grandes columnas de la fachada y la presencia de depósitos de piedra laja y cal diferencian a San José de Chiquitos del resto.
Observaciones:
1) El camino de la Ruta Misionera está compuesto por los siguientes pueblos y distancias: Desde Santa Cruz a San Javier – 221 Km. (asfalto) Desde San Javier hasta pasando 20 km Concepción – 69 Km. (ripio-tierra). Desde Concepción a San Ignacio – 178 Km (ripio-tierra). Desde San Ignacio a San José de Chiquitos 206 Km (ripio tierra).
2) El camino asfaltado, en muchos casos está muy deteriorado y/o roto. Hay que circular con cuidado.
3) El camino de ripio está pésimamente mantenido. Da la sensación que las máquinas no lo emparejaron desde el período de lluvias y por tramos no se puede circular a más de 20 o 30 Km por hora. El promedio no supera los 40 Km por hora y se sufre manejando. No lo digo para que no vayan, sino para que se sepa.
4) Hay combustible en casi todos lados.
5) Hay alojamientos decentes y lugares adecuados para comer y hasta para quedarse un par de días, pues el recorrido se puede ampliar en cada lado con otro tipo de atractivos naturales o visitando comunidades que hay muchas y reciben bien a los turistas respetuosos.
6) La ruta de San José de Chiquitos hasta Santa Cruz de la Sierra, de 280 Km, tiene 180 terminados nuevos de asfalto o cemento en impecable estado. El resto es una ruta alternativa o de obra, CASI INTRANSITABLE. La empresa solo se preocupa por la carretera que tienen que terminar y no por la que actualmente debemos usar. De todas formas, yo creo que para fin de año debe estar finalizada toda la obra. Se trata de una carretera impresionante que une Santa Cruz de la Sierra con Puerto Suárez en el límite con Brasil, donde se conecta con otras rutas que llegan hasta el Atlántico. Creo que Lula financió toda la obra, pues existe mucho interés por parte de los brasileños para transitar hasta el Pacífico. Lo mismo están haciendo con Perú asfaltando el camino hasta Puerto Maldonado. Agarren un mapa por internet y ven estas magníficas construcciones en medio de selvas y cordilleras.
Anécdota:
Los últimos 80 Km antes de San José de Chiquitos, los hicimos de noche y cortando clavos. El motivo: pánico por la posibilidad de un atraco. Se trata de una ruta de mal ripio, bastante desolada, no muy lejana de la frontera con Brasil donde siempre pasan cosas complicadas (robos, enfrentamientos por narcotráfico, etc.).
Nos habíamos olvidado de los comentarios sobre estos asuntos, y por eso encaramos a seguir un par de horas de noche para llegar a una ciudad con servicios. Pero a 80 Km de nuestro destino, un camión nos hace señas de luces para que paremos en medio de la nada. Primero pensamos en no hacerlo, pero luego temí que el tipo nos quisiera avisar de algo más adelante en el camino, así que paré. Con cara y voz de preocupado me preguntó si había cruzado un Jeep que a él lo había sobrepasado en actitud sospechosa, y “como en esa ruta había muchos robos” no sabía si seguir avanzando. Le contesté que sí, que el Jeep estaba parado unos 2000 metros delante de él (cosa que por supuesto era verdad). Notamos que se estaba preocupando mucho y quería seguir charlando con nosotros, quizás para decidir qué hacer. Pero nosotros también comenzamos a asustarnos mucho, así que cortamos bruscamente la conversación y seguimos camino.
Esos 80 Km que nos faltaban, los hicimos en tiempo récord. La Sprinter volaba sobre el ripio en mal estado. Cada luz que veíamos de frente era un parto, y si se trataba de vehículos parados (que había algunos), se nos paralizaba el corazón.
Las conjeturas eran de toda clase. A lo único que atinábamos era a que nadie nos pasara en el camino, cosa que logramos. Las alternativas de cómo actuar en caso de que algo ocurriera, las repasamos varias veces, por suerte no tuvimos que ponerlas en práctica y llegamos a San José el viernes 23 de julio y a Santa Cruz el sábado 24.
Día 31 (domingo 25 de julio de2010)
Santa Cruz de la Sierra – Camiri
Salimos cerca del mediodía pues quisimos hacer un recorrido en buses turísticos por la ciudad, pero el que estaba en una plaza que nos habían indicado, daba la sensación de abandono total.
Decidimos hacer lavar La Combi ya que los dos últimos días había recibido polvo y barro como nunca. Terminamos cerca del mediodía, almorzamos y partimos cerca de las 14 hs.
Seguramente nos quedará pendiente una visita más acabada de Santa Cruz y de muchos lugares de interés de los alrededores, pero ahora es como que estamos algo apurados por volver. Ya son bastantes días, a Ivo se lo extraña horrores y a los demás algo. Je, je.
Por eso partimos. Siempre hay que dejar algo por conocer para tener excusas para volver. Adelantamos casi 300 Km y llegamos al pueblo (bastante importante) de Camiri, ubicado sobre la ruta en medio de unas serranías. La ruta durante todo el trayecto estuvo buena y con no mucho tránsito.
Estamos acampados frente a la plaza y la Iglesia, y a 20 metros de un destacamento del Ejército Boliviano. Hablamos con los guardias allí apostados y nos dijeron que no había problemas. Espero que no nos ocurra lo de La Paz, que nos rajaron a medianoche.
Hace un rato comimos pollo frito (esta comida es híper popular aquí) y acabamos de mirar unos videos de la Chiquitania, especialmente del pueblo de San Ignacio. Estaban buenos pues fueron tomados en los años 1967/9.
Hoy nos ocurrió algo extraordinario. A la entrada del pueblo, viniendo del norte, paramos en una estación de servicio para cargar diesel. No nos quisieron vender por una resolución del gobierno que prohíbe la venta a extranjeros al mismo precio que a nacionales, debido a un abuso en todas las fronteras de Bolivia con el contrabando de combustible, lo cual provoca serios problemas de abastecimiento al país. Nos mandaron a otra estación de servicio en el otro extremo de la ciudad y del mismo dueño. Allí nos quisieron vender el diesel a $6 bolivianos, contra los 3,70 del otro surtidor.
Nos pareció un disparate que a 250 Km de la frontera se aplicara esta restricción, ya que el combustible era para circular por la propia Bolivia, pero igual necesitábamos cargar. Cuando terminamos de hacerlo, le pregunto al empleado como hacía la cuenta y me contestó que multiplicaba los litros por los $6. No lo aceptamos, ya que en el medidor estaban los $3,70. ¿Quién se quedaba con la diferencia? Por supuesto que el gobierno no, pues el medidor marcaba el precio habitual. Le pedimos una boleta, y el tipo titubeando, nos dejó el gasoil al precio popular. ¿Otro curro más?
Mañana estaremos cruzando la frontera por Yacuiba y veremos hasta dónde llegamos en territorio nacional. Es bueno pensar en eso y en la cercanía a nuestro hogar.
Fin del relato.
Me ha encantado vuestro post y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
Saludos
Gracias por tu saludo Alejandro. Ya estamos en Tarija y todo está por de más de bueno. Es una hermosa ciudad (y con interesantes vinos). Guardaré tu correo. Un abrazo y que sigas bien.
Carlos
Amigo Carlos un placer encontrarnos!! y tu block me servira de gran ayuda!! nos vemos en la ruta y arriba con ese espiritu aventurero!! un abrazo!!
Hola, sólo tuve que cambiar una alerta a tu blog a través de Google, y se encontró que es verdaderamente informativo. Voy a mirar hacia fuera para Bruselas. Apreciaré debe proceder de esta en el futuro. Numerosas otras personas Sall se beneficiaron de su escritura. ¡Salud!