A principios de este mes acompañamos a nuestros amigos austro-españoles Heinz y Soledad a recorrer parte del litoral marítimo y fluvial uruguayo. Salimos de San Pedro el jueves 30 de enero de 2014 y ese mismo día cruzamos la frontera por el Paso Internacional «Concordia – Salto». Trámite sencillo y simplificado con poca gente esperando. Pasamos la noche estacionados frente a la Prefectura de Salto (Uyu) donde hicimos nuestras primeras compras de productos frescos. Precios altísimos, por el cambio y también porque el mercado interno uruguayo tiene precios por demás elevados en comparación con la mayoría de los países latinoamericanos.
Al día siguiente reiniciamos el viaje hacia Tacuarembó ubicado en la parte norcentral de Uruguay. Lo hicimos por la RN 31 que se encuentra en regular estado y por partes con bastantes curvas pronunciadas. Llegamos al mediodía, almorzamos y seguimos viaje hasta Melo y luego Treinta y Tres. Con lluvia al igual que los siguientes 10 días de viaje. El paisaje se puede caracterizar como rural, con varios lugares surcados por serranías que no superan los 300 msnm, pero que le quitan monotonía al viaje. Mucho ganado vacuno y algo menos de agricultura.
En Treinta y Tres desviamos hacia el este, con destino hacia el pueblo Gral. Enrique Martínez (habitualmente denominado como «La Charqueada»). Esta pequeña localidad está situada a orillas del Río Cebollatí, uno de los más caudalosos de Uruguay que desagua en la Laguna Merín. Es un lugar interesante para pasar un par de días, con camping gratuito a orillas del río, playa con arena, aguas bastante limpias y servicios básicos suficientes para una breve estadía.
Al día siguiente cruzamos el río en la balsa pública. Por un camino de ripio en buen estado pasamos Cebollatí y unos 30 Km después tomamos por la ruta departamental 19 (asfaltada), con destino al Chuy. Antes pasamos por el Fuerte San Miguel que está cerca de esta última ciudad y bien vale la pena una breve visita.
Era el mediodía y aprovechamos para comprar algunos alimentos del lado brasileño, mucho más barato que en Uruguay. Además llenamos el tanque de la Sprinter a un precio parecido al de nuestro país, evitando pagar el doble por el diesel uruguayo. Después de almorzar salimos para Santa Teresa. Ya conocíamos ese lugar, al que consideramos como poseedor de las mejores playas de Uruguay, y espectaculares sitios para acampar, muy arbolados y con toda clase de servicios, sumamente seguro (lo administra el Ejército uruguayo), con pajarera, un pequeño zoo, jardín botánico y varios senderos para caminar o andar en bici. Son más de 1000 Há que incluyen un viejo fuerte disponible para visitas.
Encontramos a Heinz y Soledad en un lugar apartado del parque, casi sin vecinos (la lluvia los corrió a casi todos y ya había terminado enero que es el mes fuerte del lugar). Tenían una admirable vista al mar y no dudamos en ocupar un sitio a su lado. La pasamos muy bien a pesar del tiempo que sólo nos dejó un día y medio de sol. Un lona extendida nos permitió proteger de la lluvia a unos cuantos asados que engullimos con buen vino argentino. Cuando la lluvia arreciaba, charlábamos, jugábamos un interesante juego de naipes (no le conocemos el nombre), o leíamos. Igualmente pudimos hacer algunas caminatas por el bosque.
Al cabo de 5 días en el lugar nos despedimos de nuestros compañeros de viaje y comenzamos a hacer una rápida pasada por Aguas Dulces, Valizas, La Pedrera, Costa Azul, La Paloma, José Ignacio, Punta del Este, Piriápolis, Atlántida, Montevideo, Colonia del Sacramento y Carmelo.
Hermosos lugares casi todos, que merecen más días de permanencia en cada uno pero el mal tiempo nos seguía corriendo. Dormimos en La Paloma en la playa de estacionamiento del puerto, lo cual es permitido por Prefectura con la condición de que no se hagan campamentos. Lugar seguro e iluminado. En La Pedrera y José Ignacio podríamos haber estacionado frente a sendos faros y pernoctar allí, pero no podíamos demorar demasiado nuestro pequeño viaje. Lo dejamos para otra oportunidad. También pernoctamos en Piriápolis, frente al mar y al Hotel Argentino: todo un lujo.
Montevideo nos volvió a deslumbrar con su magnífica costanera y Colonia nos decepcionó por su falta de cuidado de la parte histórica, abandono y excesivo uso comercial de esas hermosas casas y calles de la época colonial. Incluso escuchamos por una radio local de que había peligro sobre su estatus de Patrimonio Histórico de la Humanidad. Al momento de escribir esta entrada, estoy leyendo un artículo periodístico que confirma esa triste noticia. Se los transcribo:
«Este sábado 1º de febrero vence el plazo impuesto por la Unesco para que Uruguay demuestre cuánto ha avanzado en la conservación del barrio histórico de Colonia del Sacramento, designado Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1995. No obstante,tiene poco para mostrar.
«En el último de los siete informes (de la Unesco), se constata la necesidad de tomar medidas concretas para su protección porque se deja entender que no se ha hecho suficiente. En este año se deberá satisfacer este requerimiento», dijo a El Observador Jorge Benavides Solís, experto del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos).
Según informa el portal uruguayo, el riesgo es que -en un futuro- Colonia pase a la Lista de Patrimonio en Peligro y, de ahí, a su eliminación.
Expertos en arquitectura y patrimonio edificado y ex miembros del Consejo Ejecutivo Honorario (CEH) para la preservación del barrio histórico −disuelto en 2011− explicaron a El Observadorque el estatus de Patrimonio Histórico de la Humanidad sirve más como eslogan turístico que como soporte para la conservación de los bienes patrimoniales.
Inmuebles históricos deteriorados y de difícil recuperación y monumentos históricos en ruinas son parte de la postal de un lugar que, a juicio de Eduardo Caballero, ex integrante del CEH, conforman una escenografía lastimosa. «Se lo visita como cosa bonita, pero no tiene vida«, afirmó a El Observador.»
Luego de pernoctar en Colonia pasamos por Carmelo -ciudad que no conocíamos-, y nos sorprendimos con su puerto comercial donde arriba La Cacciola, lancha que transporta pasajeros desde y hacia El Tigre. También es digno de destacar el puerto deportivo cercano al río Uruguay y aledaño a hermosas playas y parque público. En Colonia tuvimos un grato encuentro con Gerardo y María, viajeros de San José, Uruguay, que nos habían seguido cuando relatamos en este blog nuestro viaje por Venezuela el año 2012.
El lunes 10 de febrero terminamos este breve viaje, regresando a nuestra casa por el paso fronterizo «GUALEGUACHÚ – FRAY BENTOS».
Sacamos bastantes fotos que podrán encontrar en el siguiente enlace de Picasa: FOTOS DE ESTE VIAJE
Pronto escribiremos algunos otros viajes que hemos hecho y por haraganes no publicamos.
Que sigan bien.
Zulma y Carlos de San Pedro (Bs. As.)