El miércoles 6 llegamos a Camocim, ya en el estado de Ceará, por la noche. Es una agradable ciudad, con muy buena costanera a lo largo del río que llega también hasta el punto en que éste desemboca en el mar. Posee buenos servicios y resultó muy tranquila para pernoctar. Esa noche dormimos frente a la Prefeitura (municipalidad) sobre una plaza y el silencio fue absoluto.
La elección del lugar para pernoctar es muy importante, pues de ella depende pasar una buena o mala noche. Las estaciones de servicio son ideales, pues tienen restaurantes económicos, seguridad, duchas e internet. El problema es saber encontrar el lugar en el cual no se nos pondrán en marcha 5 0 10 camiones a las 4 o 5 de la mañana, y…adiós descanso. Las costaneras son un punto interesante por el entorno al despertar y la belleza del lugar, pero no todas son seguras. Los sitios en las plazas deben ser cuidadosamente elegidos, buscando quedar bajo la sombra de un árbol a la mañana y evitando las calles por las cuales pasa más tránsito. Los peajes en las rutas (aquí hay pocos), los puestos policiales o de organismos de seguridad deben ser tenidos en cuenta para cubrir lugares “calientes”. Nos han venido muy bien los estacionamientos en aeropuertos (si no son caros) y los que están frente a hoteles o posadas importantes, ya que éstos generalmente tienen internet y vigilancia por la noche. Pero el secreto en este tema es uno solo: preguntar a las personas que viven en el lugar y no solamente a los integrantes de fuerzas de seguridad quienes, por lo general, tienen una visión sesgada del problema. Las personas de un lugar (siempre conviene chequear a 2 o 3), nos dan el sitio perfecto.
Bueno, me fui por las ramas. Les contaba de Camocim y sus características positivas. Quizás la única negativa es que sus playas las tiene muy alejadas de la ciudad y no tienen nada de infraestructura, razón por la cual, el jueves 7 partimos hacia Viscosa, pueblo que se encuentra a unos 80 km de las costas del nordeste brasileño, y tiene la virtud de estar situado sobre unas atractivas sierras a 800 msnm.
Habíamos leído un artículo en el suplemento de turismo de Página 12, donde se ponía el acento, no sólo en la belleza de esa pequeña ciudad entre sierras, fresca de noche, de fácil acceso, con una rica historia colonial, sino que se hacía especial hincapié en la producción artesanal de cachaca de alta calidad mediante el sistema de alambique.
La decisión de hacer ese desvío fue correcta. La pasamos muy bien allí y fuimos mejor atendidos por el personal de seguridad del Mirador donde se encuentra la “Igresia do Ceu”. Es un lugar en lo alto de un cerro pegado a la ciudad, rodeado de jardines, cuidado con personal de seguridad durante las 24. Si a eso le sumamos la señal de internet que nos regaló “Don Chiquinho I”, productor de cachaca artesanal con local de ventas en el lugar, completamos el ideal de todo rodantero.
El viernes 7, luego de hacer una visita en su propio establecimiento a Francisco Cardoso, productor de Cachaca artesanal marca Malandrina, y observar el proceso de destilado mediante alambique, salimos para retomar la costa atlántica con destino a la Playa de Guajiru, donde llegamos casi de noche pero… esa es otra historia.
Las fotos las pueden ver cliqueando en el siguiente enlace: FOTOS DE CAMOCIN Y VISCOSA.
Hasta la próxima entrada
QUE VIAJE HERMOSO ESTÁN HACIENDO ,SON MUY BUENOS ORGANIZANDO , LEYENDO LOS COMENTARIOS Y CONOCIENDO A TRABES DE LAS FOTOS cariños SILVIA y RICARDO