Días 15 y 16: Máncora – Punta Sal – Puerto Pizarro

Ayer viernes 11 de febrero salimos de Lambayeque. Después de un viaje relativamente rápido en el que no hicimos muchas paradas, llegamos a Máncora, una ciudad turística con mucho movimiento y centro de una zona con otras playas menores, pero quizás más agradables de disfrutar. Ellas son Vichayito un poco más al sur y Punta de Sal, unos pocos km al norte. Los precios de los hoteles son mayores a los del resto de Perú que, como ya le dijimos, son bastante acomodados. Por ello decidimos dormir al lado del pequeño puerto pesquero de Máncora, junto a una embarcación en reparaciones y a escasos 15 metros del mar. Nos dormimos escuchando el ruido acompasado de las olas. Al día siguiente, bien temprano, lo primero que hice fue zambullirme en el agua cálida. ¡Esas son las cosas que no tienen precio cuando uno viaja en casarodante!

Hoy salimos de Máncora avanzada la mañana y entramos a la Playa Punta Sal. Almorzamos allí  y disfrutamos de un lugar que recomendamos por completo. Más tranquilo, playa más limpia y amplia, poca “movida” de esa que molesta, y un ambiente acogedor. Luego de ponernos bastante colorados y con el sol alto aún partimos para Tumbes, donde íbamos a pernoctar para luego cruzar la frontera a Ecuador. Sí, eso dije, estamos a solo 10 Km de la frontera con otro país, absolutamente desconocido para nosotros, pero que esperamos recorrer con suerte parecida a la que tuvimos en Perú, donde un pueblo maravilloso y cálido nos hizo sentir como en casa. Algo de eso habíamos experimentado en nuestro viaje anterior. AGRADECEMOS A LOS HERMANOS PERUANOS EL TRATO QUE NOS DIERON.

Volviendo al grano. Decía que pensábamos pasar la noche en Tumbes, pero releyendo la guía y hablando con el dueño de una Grifería, decidimos ir a Puerto Pizarro, unos pocos Km más al norte y ya casi saliendo del Perú. El motivo: en esa localidad muy pequeña y con servicios básicos mínimos, se encuentran los manglares costeros que van desde la desembocadura del Río Tumbes hasta los primeros kilómetros de Ecuador. A pesar de llegar a la tardecita, igual contratamos a una lancha para que, en un recorrido de hora y media, nos mostrara ese espectáculo de plantas amigas de la mezcla de agua salada (70%) y agua dulce (30%), cubriendo con su follaje y extrañas raíces toda la costa y el delta interno. Todo ello, con una biodiversidad increíble, riqueza ictícola (los peces nos saltaban delante de la lancha), y hasta un lugar destinado a criar y salvar a los cocodrilos americanos que pueblan la región y están en peligro de extinción en esta zona.

Al día de hoy, el número 16 de viaje, después de llevar recorridos 5.788 Km, debemos decirles que lo que era un trayecto medianamente planificado, se está transformando cada vez más en algo que nos depara más sorpresas, cambios de ruta y un especial estado del espíritu, que nos impide encarar el descanso tranquilo de uno o dos días (que buena falta nos hace). Cada jornada se transforma en algo intenso, con paisajes y situaciones que no imaginábamos y que vivimos con intensidad.

Agradecemos a Eduardo, muy joven colaborador de la propietaria del Hotel Playa Hermosa, que no sólo nos deleitó con sus conversaciones sobre el Perú, datos útiles y demás, sino que nos entusiasmó con sus conocimientos sobre autores latinoamericanos y hasta nos obsequió el libro “Un mundo para Julius” del limeño Alfredo Bryce Echenique. Gracias!

Después de llegar a Guayaquil y arreglar el tema del embarque de la Combi hasta Panamá, vamos a parar un par de días, je, je.

Esta son las fotos que pudimos ordenar para ustedes.

Hasta siempre!